Es un evento folclórico de nuestra tradicionalidad sabanera, caribeña y de otras regiones del país. Se toma como modelo festivo muy propio que tiene alta incidencia en nuestro patrón cultural, porque determina un comportamiento social y económico, tiene sentido de pertenencia, convocatoria, y encarna un valor irrefutable de identidad.

La corraleja a pesar de catalogarse como un fenómeno de trashumancia dónde existen unos protagonistas principales que le brindan su propia identidad, tiene elementos y expresiones propias de cada sitio donde ella se realiza. Ejemplo, la riana tiene matices diferentes a la sinceana, a la arjonera y a la planetera, y muy distinta a las que se realizan en los pueblos a orillas del mar. No obstante de todos los fenómenos sociales, económicos, políticos y naturales; la corraleja ha seguido ocupando un espacio en el devenir histórico de nuestros pueblos. Por ejemplo, las corralejas de Sincelejo se iniciaron el 3 de octubre de 1845, cuando se trajeron los primeros lotes de ganado desde España a nuestros pastos naturales de Quillitén y a la Villa de San Benito Abad.

La vocación religiosa de nuestros pueblos siempre ha sido preponderante. Por eso las celebraciones que se verifican en todos nuestros núcleos sociales están ligadas a los santos patronos de cada municipalidad. Sincelejo invocaba en octubre a San Francisco de Asís. Con la llegada del ilustre rico hacendado sinceano Sebastián Romero Troncoso, reconocido popularmente como “don Chano Romero” cambió el curso historial de las fiestas, validándose del poderoso argumento del fuerte invierno de octubre, logró mediante la ley 13 de 1875 del Estado Soberano de Bolívar, transferir las fiestas de Sincelejo con su corraleja para el mes de enero en la fecha que se celebraba su cumpleaños el 20 de enero. Esto se dio a partir de 1864 en honor del Dulce Nombre de Jesús.

En documento publicado por el escritor investigador y profesor universitario cordobés Benjamín Puche Villadiego y los historiadores sincelejanos Nicolás Chadid y Juan Agustín Paternina coinciden en afirmar que el inicio de las corralejas en Colombia se dio en 1540 en la ciudad de Riohacha. Igualmente, relatan la realización de estas fiestas en Bogotá, en 1580; para los 20 de Julio en Antioquia, en 1630, en homenaje a San Eloy, y en Tunja, los 11 de noviembre, desde 1661, en honor del Infante Carlos José. En 1761 el rey Carlos III autoriza festivales taurinos en Cartagena.