Por: Édgar Arrieta González.

Para este 2023 los sucreños en general tenemos las esperanzas de hacer cambios administrativos en nuestro Departamento y municipios, es, por tanto, que la comunidad en general tiene que hacer uso de las experiencias que han venido acumulando desde hace mucho tiempo y que en pocas ocasiones han sido positivas al escoger en las urnas a nuestros mandatarios y representantes en las corporaciones departamentales y municipales.

Los Ediles son los representantes de las diferentes áreas que componen la ciudad y en ellos cada sector abriga las esperanzas en el mejoramiento de su buen vivir, ya que son los que verdaderamente conocen las necesidades prioritarias de su sector y tienen la obligación social y política plantear ante la Administración Municipal las salidas correctas para una posible solución, ya que el objetivo de las JAL es profundizar la democracia interna municipal y hacer más eficiente los servicios a cargo de la Administración Municipal.

Las Juntas Administradoras Locales y las Juntas de Acción Comunal deben trabajar mancomunadamente, honestamente, para de esta manera la administración departamental y municipal les reconozcan el valor que merecen, ya que son las organizaciones más importantes de participación comunitaria en el Departamento y Municipio, son el recurso más decisivo para construir ciudadanías de bien y sociedades más humanas, reflexivas, autogestionarias y de visión futurista. Estos principios deben ser el norte de estas organizaciones, pues con ello se acentúa mucho más el liderazgo y por lógica el acercamiento sano y positivo con los gobernantes.

Conquistar   escenarios de participación, retroalimentación informativa entre las comunidades, Gobernación y Alcaldía, debe ser uno de los objetivos primordiales de las Juntas Administradoras Locales y Juntas de Acción Comunal. Es por ello que para el 2023 la comunidad en general debe hacer una evaluación a conciencia de los candidatos a Gobernación, Asamblea, Alcaldía, Concejo y Ediles, que sean sus verdaderos representantes, para que unidos ubiquemos en esos cargos personas que sientan y vivan las problemáticas del Departamento y capital y gestionen la solución correcta sin intereses políticos y personales. Las JAL y JAC como organizaciones se deben a las comunidades y, por tanto, tienen que estar a su servicio, proponiendo, gestionando políticas sociales y económicas bien administradas para mostrar resultados positivos en la búsqueda de soluciones a los problemas más sentidos de su comunidad como educación, salud, vivienda digna, arreglo de vías y fuentes de trabajo, lo que conllevaría a mostrarnos como una sola ciudad, equitativa, progresista y participativa.