Por Rafael Negrete Quintero

“¿No han ido a hacer mercado en estos días? ¡Es como una película de terror!”, eso nos dijo una persona conocida esta semana y vaya que tiene razón. Una escalada de precios sostenida nos tiene a todos aterrorizados desde hace varios meses, sin poder ver la luz al final del túnel. Hasta estos días, al parecer.

De acuerdo con información del Dane, el costo de vida de los colombianos aumentó 1,66 % en febrero. Con ello, la variación año corrido quedó en 3,47 % y la variación anual en 13,28 %. Porcentajes que parecen bajos, pero que no lo son tanto en realidad, sobre todo si miramos en detalle los alimentos.

Los que más han aumentado de precio en el último año son la arracacha, el ñame y otros tubérculos, con un crecimiento de 103,90 %; seguido de la cebolla 75,78 % y los plátanos 48,84 %.

Otros alimentos con los mayores incrementos son el arroz que se encuentra un 48,42 % más costoso que hace un año, o el café que ha aumentado un 46,46 %. El azúcar, que ha crecido un 42,29 %; las legumbres secas 42,08 %; y las zanahorias, 39,56 %. Datos para nada halagüeños.

Pero si los colombianos tienen miedo de comer, algo parecido ocurre con viajar. El incremento registrado en el transporte de pasajeros, fue alrededor de 42,84 %, mientras que los hoteles y restaurantes se ubicaron en 18.8 %, de variación anual. Unos guarismos que hacen palidecer a más de uno sin necesidad de llegar al mes de las brujas y los fantasmas.

El asunto es que la inflación da ya señales de moderación incipiente. Mientras algunos expertos hablan de la llegada de un pico, otros hablan del comienzo del comportamiento de una meseta, pues indican que el indicador se sostendrá en 13% durante varios meses. Ojalá sea así y se evite de esta forma seguir con incremento incesante que golpea a toda la población.

El aumento de las tasas de interés ha comenzado a ralentizar el crédito pero no será sino hasta el segundo semestre del año cuando se comience a notar en forma creciente las bajas del consumo. Habrá que apretarse el cinturón. Aunque los números siguen siendo alarmantes, las cifras reflejan una posible moderación incipiente. Podríamos estar viendo el comienzo del fin de esta escalada de precios que ha asolado a los colombianos en los últimos meses. Si bien es cierto que tendremos que apretarnos el cinturón, tal vez podamos volver a hacer mercado sin sentir que estamos en una película de terror.