27 de abril de 2024
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Individualidad y colectividad

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7 de mar. de 2023

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Por: Luis Manuel Espinosa.

Antes que entidades territoriales formalmente organizadas, los Departamentos que integran las Sabanas del Caribe, eran un conjunto de parroquias. Es decir, conglomerados sociales pequeños, diseminados por la región. Simples localidades que después se erigieron en municipios; distritos municipales, como alguna vez se denominaron oficialmente.  Se sabe, qué europeos, como africanos, se incorporaron a los grupos indígenas en un proceso que duró alrededor de doscientos años. Igualmente, la convivencia de estos pequeños grupos humanos se hacía por medio de palenques o rochelas, que, de alguna manera, operaban aislados del gobierno colonial, incluyendo   los resguardos indígenas. Y es que, el blanco europeo, antes que el negro africano, fue el primer cimarrón entre los habitantes del Nuevo Mundo.   De esa manera se gestó   la llamada geoetnia sabanera, entre 1600 y 1800 aproximadamente. Una ecocultura, surgida en virtud del mestizaje entre blancos, cobrizos y negros, que dio lugar a una cuarta raza, la trietnia sabanera.

Definido el sabanero como prototipo, se identificó una geografía como su asentamiento natural. La que comprendía todo el litoral occidental de la zona norte colombiana. Igualmente, fue surgiendo una cultura generada en el nicho ecológico que forma la llanura costera aledaña a los ríos Cauca, Magdalena y San Jorge, la cual, bordea el Mar Caribe desde la isla de Calamarí hasta el Golfo de Urabá y atraviesan los Montes de María. El habitante de esta extensa zona se acostumbró a la autonomía y a su propia autarquía, derivada de una agricultura de pan coger y de la caña de azúcar, así como de los hatos de ganados. Los pitos indígenas y los tambores africanos imbricados, generaron una nueva expresión musical, dando lugar a unas danzas más rítmicas. Cuando hubo los primeros brotes independentistas ocurridos en la Sierra Flor, se inició un proceso que congregó y reorganizó las gentes dispersas por parroquias. Si bien, había un regidor que representaba la Corona en las Sabanas, los pueblos se gobernaban por su cuenta, acatando al cura como auténtica autoridad.

Esa idiosincrasia parroquial trajo consigo una hipertrofia de la personalidad del sabanero, que produjo grandes individualidades a través de quienes se dinamizaba la comunidad. Las parroquias únicamente miraban a Cartagena, lo cual impidió un acendrado sentido de colectividad. Al punto, que solo hasta muy avanzado el siglo XX, ese concepto afloró con la formación de nuevas entidades departamentales. Aquel territorio extenso que comprendía el Estado soberano de Bolívar, merecía más atención. Desde entonces, armonizar la idea del arquetipo individualista del sabanero con el concepto de colectividad, se hizo necesario. El desarrollo exigía este particular  sentimiento de identidad y pertenencia, que solo las actividades festivas reafirmaron, dando nacimiento a la idea de colectividad.