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¿Indigna el capitalismo salvaje?

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1 de may. de 2023

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Por Félix Manzur Jattin

Los ricos protestan indignados al verse afectados por las políticas de sus gobiernos. Si los ricos lloran, ¿qué será de los pobres?
Europa, Estados Unidos, Chile, Brasil, Japón y en general los ciudadanos del común del grupo de los 20 países más poderosos del orbe están indignados. Este término nació de la crisis en el Viejo Continente ante las protestas en España, Francia, Portugal, Grecia y se esparce como polvorín peligroso por el mundo capitalista. Los ricos están protestando e indignados porque su modus vivendi está siendo lesionado ante las políticas contraccionistas de sus gobiernos y empresas monopolísticas.

Muchos se preguntarán: si los ricos lloran, ¿entonces qué será de los pobres? Estos pobres ricos del primer mundo son la consecuencia lógica y perversa del gran capital especulativo y salvaje sin rostro humano. Cuando se crearon los acuerdos de Bretton Woods, el consenso de Washington, los Chicago Boys, los ricos del mundo reunidos en el club de Wilderburg, la poderosa banca multilateral mundial con los asesores del Fondo Monetario Internacional, el Birf, el BID y los grandes reunidos en Doha, conceptuaron que habría que producir gústeles o no a los gobiernos, sin control, rigurosidad y que además no existiese barreras para la economía salvaje y especulativa sin redistribución. Se arma la de Troya.

En la otra orilla comunista es peor lo sucedido. Ominosas y genocidas dictaduras, como la de Stalin, quien durante su despotismo asesinó a millones de rusos en sus 'gulags', Siberia y a fusil limpio. Tanques que hacen papilla vidas en sus plazas; la banana y folclórica dictadura de los hermanos Castro y no se sabe hasta cuántas generaciones más.

Los grandes capitales del Primer Mundo, al quintuplicar sus ganancias en el Tercer Mundo, no revierten sus enormes utilidades en sus ricos países, para que sus empleados se las devoren, sino que están comprando al mundo paria, para seguir pagando salarios de hambre y tener más utilidades. Por ello, sus bolsas de valores tambalean, porque sus empresas compran de todo, empresas de servicios públicos caen en la telaraña de sus utilidades. Por algo, el Tercer Mundo está creciendo al promedio del 4 por ciento mensual, pero sin redistribución del ingreso. Están haciendo la nueva conquista económica planetaria sin cañoneras, misiles, aviones, sino a base de billete corrido y moneda que, siendo redonda, es para que ruede, compre conciencias y convierta gobernantes en comodines e idiotas útiles de la poderosa red especulativa mundial que tanto produce indignados.