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Idiotas útiles

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14 de feb. de 2023

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Por Sergio Arenas:

La desinformación ha conquistado terrenos inimaginables donde abundan mentes débiles que son presa fácil de titulares conmovedores, y que en consecuencia toman decisiones guiadas por el autor mentiroso que los crea y reproduce sistemáticamente.

Es así como el receptor se deja llevar por la corriente maliciosa de desinformación hasta caer en un abismo de precariedad mental, cuyo principal síntoma es creer que esa mentira es ahora su verdad.
Acto seguido, el receptor asume con vehemencia la noticia falsa recibida y se apropia de ella de tal forma que la replica en otra mente débil, como si de un bucle infeccioso se tratara.

Este comportamiento de la condición humana se evidencia en diferentes organizaciones, y la política no podía ser la excepción, pero el tablero político ha extendido los límites de las noticias falsas, antes exclusivas de las campañas, para permear otros sectores. Prueba de esto es cómo una publicación en redes sociales o un mensaje en un chat pueden destruir el trabajo y la reputación que por años ha construido una persona, un grupo, una entidad o una organización.

No está de más decir que estos falsos generadores no son una novedad. Sus tácticas apelan al principio del general ruso Valeri Guerásimov, actual viceministro de Defensa del país, para quien la guerra "es antes una estrategia de influencia que de fuerza bruta" donde la prioridad es "romper la coherencia interna del sistema enemigo" a través de la desestabilización y el ruido incesante. Se trata entonces de una batalla aparentemente a pie de página, que precisa de pocos recursos y que, volviendo al caso de la desinformación, ha resultado efectiva para manipular a la opinión pública.

Pero este no es el verdadero problema, aunque pareciera el más grande. Hay algo más preocupante aún, y son, de nuevo, los receptores, porque una cosa es ser el falso generador de noticias, que a fin de cuentas tiene un interés particular para el que emplea una estrategia susceptible de ser teorizada, replicada, y en sentido contrario, desmontada, pero otra cosa es ser el receptor, artilugio en la cadena de comunicación, idiota útil que ni siquiera advierte su pueril posición y por ellos es que nuestro país no avanza propositivamente.