26 de abril de 2024
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Historia de la indomable que custodia al municipio de Caimito

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8 de dic. de 2022

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Caimito. Año 1607, viajeros arribaron a Caimito, que para esa época era solo una ciénaga rodeada de árboles y espesa vegetación. Don Andrés y doña Cruz Molina fueron los fundadores de San Juan Bautista de Caimito, nombre que le apropiaron al santo porque en esa misma fecha se festeja su memoria y le habían pedido momentos antes que les ayudara con el inmenso calor y sed que tenía por el largo viaje Durante toda esa época fue un municipio muy próspero.

Donde hoy es San Marcos había haciendas con muchos cultivos, así mismo pasa en el caso donde actualmente es La Unión. Es importante mencionar que cuando empezaron a llegar pobladores al lugar, Caimito se fue convirtiendo en uno de los puertos más importantes de la región, ya que los comerciantes que pasaban por el Río San Jorge instalaban negocios, en donde el trueque era la forma de pago y la dinámica del comprador y vendedor era casi la misma.

La historia
Para la década de 1630, Caimito tenía un templo bastante sencillo, que fue hecho por los mismos habitantes. En este lugar se creó una sede denominada “Seminario Mayor”, donde la curia católica formaba sus clérigos dando con esto un mayor renombre e importancia para este pueblo.
El Meridiano llegó a Caimito y desempolvó la historia. Pudimos conocer el terror y la agonía que arropó para 1640 al municipio, gracias al libro Fechas y Hechos memorables, del caimitero José de Jesús Navarro Vergara. Su hijo Eduardo Navarro tiene la única copia familiar del libro y le contó a este medio la historia de la indomable iglesia de 5 puntas que custodia a Caimito.

Tristemente en la madrugada del 20 de agosto de 1940, un gran huracán interrumpió el sueño de aquellos caimiteros que dormían plácidamente por el fresco de aquella noche. De repente un estruendo acabó con la calma y de inmediato las antorchas protagonizaron la llega de los habitantes al centro, encontrándose con una triste y desoladora imagen, la caída del templo de Caimito, ese que fue testigo de lágrimas, rezos, cantos y cuentos.

En equipo
Entre los habitantes se ayudaban para esparcir los escombros que dejó el huracán. También enviaban cartas a los diferentes municipios y a la gobernación para que los ayudaran, no solo en la reconstrucción del templo, sino también con ayudas para los damnificados de aquel 20 de agosto.

Sin embargo, en el afán de tener un templo, el padre Cesar Ruíz Izquierdo, un misionero español que llegó a servicio a Caimito empezó a hacer actividades para la reconstrucción del templo parroquial. Esto se llevó a cabo gracias a la entrega del sacerdote y arquitecto Miguel Noguero, de nacionalidad española.

Entre ellos y los caimiteros se dieron a la tarea de empezar a remodelar el templo y todo iba por buen camino, el clima favorecía y eran pocos los días que se atrasaban.

Como si de una película se tratara, el 3 de enero de 1942, Caimito tenía su templo restructurado y con nuevo diseño, muy particular en Sucre para aquella época, pues su estilo gótico hacía que no pasara de desapercibido. Fueron dos años en los que se dedicaron a hacer el templo, entre todos ayudaron para que fuera una realidad.

Fiesta
Cuentan los viejos que para ese 3 enero la felicidad era casi similar a cuando se realizaban las fiestas patronales, el padre hizo de esta inauguración un agasajo que no solo fue historia en el municipio, sino también en los pueblos aledaños.

Para aquella época pasar por el templo de Caimito era una maravilla, la plaza adornaba la iglesia y el comercio. Las señoras feligreses no se perdían la misa y con el más mínimo detalle la celebraban.
En la actualidad ya muy pocos admiran la arquitectura que tiene la iglesia, esta misma ha sufrido varias remodelaciones porque el calor, la humedad, la lluvia y el tiempo han consumido poco a poco sus espacios, sin embargo, sus fieles feligresas no la dejan caer, siempre buscan la manera de hacer actividades para añadirle detalles y que se conserve el preciado tesoro caimitero.

Los turistas lo primero que buscan es la iglesia. Tampoco existe un rezandero en esta subregión del San Jorge que no le tenga respeto al santuario.

Patrimonio
Es de suma importancia resaltar que la iglesia fue nombrada hace unos años por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como patrimonio arquitectónico de la humanidad, reconocimiento que sin duda alguna está más que merecido. Su historia merece ser conocida, no solo en el departamento, sino en el país y el mundo entero, puesto que esta obra define ampliamente la idiosincrasia sucreña.

En el libro Caimito Histórico se cuenta la historia de la iglesia.