13 de octubre de 2024
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Gran error venderse por la facha externa

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20 de may. de 2023

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Por: Olga Lucía Bustamante Madrid.

Vive tu vida, no la del otro. ¿Quién te nombró jurado de lo que hacen los demás? Solo se vigilan las instituciones y en ellas las personas que manejan el bienestar de sus miembros, para verificar y controlar, que se cumplan las proporciones.   

En lo personal, todos estamos en el juego de la vida, donde cada uno debe decidir el movimiento que debe realizar en el día a día, momento a momento, en su accionar, pensar, sentir y hablar. Significa que cada individuo está en libertad de disponer la dirección y la forma. Cuando alguno traspasa el límite, podemos recordarle: ¡Hasta ahí! ¡Para…, revisa lo que estás haciendo o diciendo! Sin calificativos ni señalamiento de trayectoria o camino.

La sociedad y la familia, forman, para trazar en los otros, cosas sin valor. Sabemos dar cátedra, somos jurados, calificamos perfectamente en los otros su forma de caminar, indumentaria, sus actitudes, opiniones y decisiones, ¿Quién tiene el rasero perfecto para decir ‘qué o quién, tiene la razón’? ¿Será mejor aquel que tiene el carro o los zapatos más costosos?   ¿Mi religión será más conveniente que la otra? ¿Mi opinión será más atinada? ¿Quién dijo que el bienestar personal depende de si los otros lo aprueban, así sea, un exabrupto?  

“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.” Escribió Maquiavelo. Esto lleva al error de no ver en ocasiones al lobo vestido de oveja.  Muchos se cargan de deudas y compromisos solo para aparentar tener, sin darse cuenta de que esa actitud aleja amistades, cierra puertas y posibilidades de relaciones maravillosas, porque quizá, otros, con menos renta económica, pero con más riqueza intelectual, ética, mental o espiritual, se alejarán, ante el mensaje recibido indirectamente. Gran error venderse por la facha externa, vender muchos rostros de lo que no somos verdaderamente. Grandes desafíos les tocará superar a quienes así miden ‘el bienestar’. Lo más retador que existe es la vida misma, y siempre pasa la factura.  

El objetivo del juego de la vida es mirarse así mismo, revisarse, retarse a ser mejores seres humanos, cada día. Es un camino personal e intransferible, que no depende de gustos ni aspectos; depende de sentimientos sinceros, de intenciones, de verdades o mentiras, de objetivos personales, no ajenos; de asumir las decisiones, pensamientos, sentimientos y acciones, tomadas por la propia conciencia.

Dijo François de La Rochefoucauld “Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos.”  Terminamos creyéndonos el cuento de que somos las marcas o aspectos que usamos, sin descubrir, quiénes somos realmente.