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Gracias, Felipe

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3 de feb. de 2023

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Por José Manuel Acevedo

En países crispados permanentemente como el nuestro, en el que la histeria política se toma cada debate y cada Presidente de la República quiere llegar con su cuadrilla, despreciando las curvas de aprendizaje de quienes con vocación han servido al país y no a una corriente política en particular, tiene mucho mérito que un tipo como Felipe Bayón haya resistido dos gobiernos con presidentes antagónicos como Juan Manuel Santos e Iván Duque y que esté logrando ahora una transición tranquila en el gobierno de Gustavo Petro.

Su trabajo al frente de Ecopetrol fue más que meritorio. Su empeño por diversificar la compañía dio rápidos resultados, y su plan de acción para la verdadera transición energética fue reconocido en el mundo por ser uno de los más serios en la región, con metas claras y objetivos bien trazados. La Ecopetrol que está a punto de entregar ha sido pionera con su programa de emisiones netas cero para el año 2050, y los hallazgos de gas costa afuera como Gorgon 2 y Uchuva 1 ponen en evidencia la altísima tecnificación con la que el equipo que logró armar, desde 2017 hasta hoy, viene funcionando. Ecopetrol hoy cuenta con menos empleados dedicados a la burocracia y más expertos entregados a la generación de energías limpias y a incrementar la producción de riqueza colectiva para los colombianos y, ahí está otro mérito inmenso de Felipe Bayón.

Cuando, con frecuencia, los gobiernos ordeñaban sin planificación a la estatal petrolera o los ciudadanos creíamos que esa era una empresa al servicio de ciertos intereses, Bayón se encargó de recordarnos que Ecopetrol es la responsable de más del 60 por ciento de la producción de hidrocarburos en Colombia, que sus billones de pesos de utilidades anuales se reinvierten en gasto social y que, del éxito de la 'iguana' –que se convirtió en símbolo de Ecopetrol– dependía, en inmensa parte, el futuro de los colombianos.

Felipe Bayón lideró, igualmente, la compra del 51,4 por ciento de las acciones de ISA y allí también, sin carreta y sin activismos vacíos, comenzó a entregar desde 2021 resultados visibles en materia de descarbonización. En toda esta historia y, aunque ahora parezca impopular reconocerlo, Bayón contó con una junta directiva que lo apoyó en cada paso que dio, que estudió concienzudamente las acciones desplegadas y contribuyó a la consolidación de un plan tan robusto que será difícil destruir de la noche a la mañana.

Pero Felipe también ayudó mucho, con su liderazgo sereno, a dar ejemplo en cuestiones de forma. No fue lenguaraz ni calenturiento. No hizo política desde su cargo. Afrontó debates hondos como el del fracking con la fuerza de los argumentos y sin descalificar a sus contrarios. Sabe retirarse con la frente en alto cuando toca, sin trapisondas, ni canalladas ni mensajes subliminales, y este tipo de conductas en el sector público tendrían que ser aprendidas y replicadas.

Hoy, todavía muchos desconocen que Felipe tuvo que afrontar una situación difícil de salud cuando le diagnosticaron hace unos meses cáncer y con prudencia y temple moral y físico se realizó las intervenciones médicas que le recomendaron.

Por eso, como simple colombiano, le digo: ¡gracias, Felipe! Gracias por sus resultados y gracias por sus formas. Gracias por mostrarnos un camino en materia de liderazgo público y por sortear las dificultades con éxito en esta empresa que usted nos enseñó que no es de unos pocos, ni siquiera de sus miles de accionistas, sino que, en últimas, es de todos.

Y al Gobierno y a la nueva junta directiva también hay que decirles que estaremos muy atentos a los pasos que sigan, porque tienen la obligación moral y patrimonial de proteger la más grande y querida empresa de los colombianos.