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Gracias Dios mío, nunca me fallaste: Juan José

Por: Ineza Llorente Osorio.
Redacción. La valentía y la fe, fueron las ‘armas’ más poderosas que usó Juan José Montenegro Luna para salir adelante cuando supo que su mamá Yolima del Socorro Luna Primera y su esposa Laura María Patrón Rosso enfrentaban un cáncer de mama.
Aunque los días no fueron fáciles para ellas y para él, salió adelante y en todo momento mostró fortaleza, para transmitirles a ella esa fuerza que tanto necesitaban. “En el caso de mi mamá todo comenzó hace 2 años y finalizó su tratamiento en el mes agosto de este año y mi esposa inició con síntomas en el año 2021 y finalizó su proceso en septiembre, también de este año gracias a Dios ambas satisfactoriamente”, aseguró Juan José.
Recordó, que en el caso de ambas fue por el hallazgo de masas en los senos, a las dos les detectaron mediante el tacto físico y fue en ese momento cuando decidieron realizar exámenes para estudiar las masas, pero nunca pensaron que fueran a ser malignos.
“Siempre guardábamos la esperanza que fueran masas de grasa o agua, pero fue hasta cuando llegó el resultado que nos enteramos y pues en ese momento sentí mucha tristeza, pero a la vez sabía que no podía decaer con la noticia porque dije debo ser valiente y demostrar fortaleza para así poder ser su apoyo”, contó.
Su historia nunca se detuvo ni su amor tampoco, menos cuando ya había nacido su pequeño Salomón, otro motivo más para luchar.
Su relato sigue, y recuerda que siempre trata de no demostrar debilidad, aportando seguridad, firmeza, apoyo y seguridad para ambas, siempre les decía que ellas no tenían nada grave que era algo pasajero y que después del tratamiento ambas iban a estar más bellas que antes.
“El día más victorioso en ambos casos fue cuando nos dieron las noticias que se suspendían los tratamientos porque ya no habían células malignas y fue cuando dije, ¡GRACIAS DIOS MIO NUNCA ME FALLASTE!”
Pero como no todo es color de rosa en todo el proceso, recuerda que su mayor miedo en el caso de su mamá fue una noche que ella se acostó como siempre, pero al amanecer despertó empapada en sangre toda la cama estaba inundada de sangre que salía de su seno donde le habían realizado la biopsia y “pues sentí mucho miedo y preocupación pero nunca lo demostré para no desanimarla, pero con mi esposa siempre lo sentí porque ella sufría ataques de pánico y ver a alguien tan joven y lleno de vida me partía el alma e incluso después de su cirugía sentí miedo”, cuenta con una sonrisa.
Hoy su mensaje es esperanzador y por eso lo comparte con esas mujeres y familiares que hoy viven algo similar: “Por sobre todas cosas nunca desfallezcan, no pierdan la fe, siempre hay un Dios con nosotros que no permitirá nada que no esté escrito y por muy dura que sea la batalla sean fuertes y siempre den ánimo a esa persona, que no se sientan avergonzadas por lo que está pasando ese familiar, ya que es algo con lo que hay que convivir y luchar hasta el final, bríndenles amor, paciencia y compañía, el camino será difícil más no imposible, siempre tengan un rostro agradable y si en algún momento sienten tristeza y dolor vallan a su habitación y órenle a Dios que él nos escucha”.