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Fin de un cabecilla

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6 de dic. de 2022

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Por Rafael Hernández Mestra

El pasado viernes 2 de diciembre se cumplieron 29 años del abatimiento de Pablo Escobar, jefe y cabecilla del Cartel de Medellín. Escobar fue un narcotraficante, terrorista y político que fue el fundador de esa organización criminal, quien desde muy pequeño demostró su habilidad para los negocios.

A comienzos de 1980 Escobar se involucró en la producción y comercialización de marihuana y cocaína al exterior. Luego formalizó una alianza con Rodríguez Gacha, Carlos Lehder y el clan de los hermanos Ochoa, fue cuando se fundó el Cartel de Medellín, una organización que llegó a monopolizar el negocio de la cocaína desde su producción hasta su consumo, controlando más del 80% de la producción mundial de dicha droga, y el 60% de la misma en el mercado de los Estados Unidos, lo que lo llevó a consolidar un imperio criminal, convirtiéndose en la persona más poderosa de la mafia colombiana, por lo que fue considerado por muchos años, por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo.
En el año de 1982 Pablo Escobar logró un escaño en la Cámara de Representantes como suplente de Jairo Ortega, pero con las denuncias y publicaciones que hacía Guillermo Cano, entonces director del diario el Espectador y con la acusación en forma directa del ministro de Justicia de la época, Rodrigo Lara Bonilla, Escobar pierde su escaño y es acusado por narcotráfico. Tiempo después Rodrigo Lara y Guillermo Cano son asesinados por órdenes de Pablo Escobar.

Más adelante en el año de 1985, el narcotráfico en pleno auge y los carteles de Medellín y de Cali dominando a Colombia, desataron una guerra contra el gobierno, en ese momento en cabeza de Belisario Betancur. Para esa época ya los narcos tenían ejércitos privados, negocios por toda Colombia, grandes extensiones de tierras y habían permeado todos los estamentos de la sociedad y de las instituciones colombianas.

Escobar le desató una guerra frontal al gobierno y comenzó con el asesinato de jueces, militares, policías, políticos y, hasta a un Procurador, Carlos Mauro Hoyos, así como la instalación de carros bombas en las principales ciudades del país, especialmente en Medellín, así como los feroces enfrentamientos contra el Cartel de Cali, paramilitares y últimamente con Los Pepes.

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Con esa debacle que se encontraba inmerso el país, fue uno de los motivos a que inconstitucionalmente el gobierno Gaviria convocara a una Asamblea Constituyente para “reformar” la Constitución, mecanismo que no estaba contemplado en la Constitución de 1986, Constituyente que fue permeada por Escobar logrando la abolición de la extradición y la construcción de su Catedral.