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Feminicidios al alza

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17 de may. de 2023

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Por Bibiana Cabarcas

Se está volviendo muy peligroso ser mujer en Colombia, y por más leyes que promulguen y por más campañas que se elaboren, no están produciendo los efectos deseados, y cada día vemos con terror en las noticias los asesinatos de mujeres que mueren por el hecho de serlo, es decir, feminicidios.

El cuerpo de las mujeres se volvió botín de guerra para los actores del conflicto colombiano desde hace muchos años atrás, también es objeto de explotación sexual y comercial en campañas publicitarias, como trata de personas y como letra de pornoauditivo de los reguetoneros.

Lastimosamente y, aunque la calle es un lugar cada vez menos seguro para las mujeres, es en sus hogares y en manos de sus compañeros sentimentales en donde más inseguras están y más feminicidios se cometen, e incluyen maltrato repetitivo en el hogar, amenazas o intimidación, violencia sexual o situaciones en que las mujeres tienen menos poder o recursos económicos que su pareja.

Según datos del Observatorio Colombiano de Feminicidios, en 2022 un total de 614 mujeres fueron asesinadas, y a corte del 3 de marzo de 2023 se han reportado 139 casos a nivel nacional, aunque manifiestan que posiblemente exista un subregistro de casos que no han sido denunciados. ¿Esta clase de crímenes se podrían evitar? Es posible y se inicia con la educación que las mismas mujeres dan a sus hijos desde temprana edad en el seno familiar, basados en el respeto y la tolerancia hacia las hermanas y la propia madre. Enseñándoles el valor de las mujeres desde pequeños y que es mejor conciliar que pelear y discutir. El ejemplo paterno es fundamental. Estamos en una sociedad machista y discriminatoria contra las mujeres, y lastimosamente es fomentada, en algunos casos, por las mismas mujeres desde sus hogares, cuando no les enseñan a sus varoncitos a valerse por sí mismos y a no ver a sus futuras esposas o compañeras como las domésticas que deben servirlos, consentirlos y obedecerlos.

Es importante también educar a las niñas en su propia valía, a aprender a decir no y a no tolerar ningún tipo de violencia física o verbal bajo ninguna circunstancia. A ser ellas mismas independientes económicamente y saber que tienen un respaldo familiar que no las va a abandonar en caso de maltrato.
Las denuncias que muchas de ellas han hecho ante las autoridades, en múltiples ocasiones no son escuchadas y pasan a engrosar el arrume de expedientes que nunca tienen solución, solamente se activan cuando la mujer muere en manos de su maltratador, cuando ya no hay nada que hacer.
La sociedad está fallando en proteger a las mujeres y la autoridad también al no actuar a tiempo en defender sus vidas.