Por Valmiro Sobrino Oliveros

Las redes se atiborrarán de mensajes: "Feliz Año, que la dicha y la prosperidad te colmen en este 2023". "Ingentes felicidades para ti y tu familia; que todos tus sueños se cumplan en el próximo año" y millones más que no alcanzarás a leer. En últimas, estos mensajes son lugares comunes que, más que desearte realmente un venturoso Año Nuevo, satisfacen el ego del mandante de haber cumplido con un deber social.

 En el argot popular es "un simple cumplido". ¿Será verdaderamente feliz este nuevo año para los colombianos? Obviamente que cada persona y cada familia lo vivirá de manera diferente y en ese terreno de las infidencias personales y familiares no cabe ninguna opinión ni ningún pronóstico. Veámoslo el contexto del país a ver qué nos depara. Viene un año de turbulentas elecciones de mandatarios regionales y locales y de miembros de cuerpos colegiados (diputados, concejales y ediles). Una feria de propuestas para alquilar balcón. Desde los que prometen hacer el puente donde no hay río y también hacer el río hasta los que te llevan maquinarias al barrio para remendar callejuelas y, los más prácticos, la tula en efectivo para comprarte el voto. No será por tanto un año de delicia, con excepción de los que salgan elegidos. 

El salario mínimo se ajustó en 16% y las pensiones seguramente en un 12%. El impuesto predial aumentará tanto para la propiedad agraria como la rural 4.5 y 3.5 por ciento respectivamente el Ministro del Transporte anunció que los combustibles aumentarán el próximo año hasta un 18 o 20%. Los peajes se reajustarán lo mismo que el precio de los parqueos, las partes de automotores y los demás insumos de la cadena de transporte. Automáticamente se encarece la canasta familiar. ¡¡¡ Ningún trabajador de salario mínimo podrá comprar diariamente un kilo de carne!!! Los mensajes de Año Nuevo si el gobierno no interviene el mercado cárnico son inútiles. 

Los bienes y servicios pasarán de largo sobre el salario mínimo y sobre el aumento de las pensiones. La Ministra de Minas y Energía no sabe nada y la energía subirá en vez de bajar. Negros nubarrones se ciernen sobre el sistema pensional. ¡Dios nos salve! ¿Aparte de los abrazos, del pavo y de los whiskies de este 31, promete ser feliz el 2023? De todos modos, en mi moderado optimismo les deseo un Feliz Año.