28 de marzo de 2024
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Entre Malta y Bogotá, me quedo con Montería

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1 de may. de 2023

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Cristian Moreno es un 'cachaco' con alma de costeño, amante del mote de queso, del suero y queso, que tiene muy claro que Montería es uno de los mejores vivideros del país.
Es tecnólogo en contabilidad, pero es un amante a las letras, fascinado por la comunicación social.
Viviendo en la caótica, pero también bonita Bogotá, disfrutaba de vez en cuando la tranquilidad y paisajes de la 'tierra de ensueño'. Aquí conoció y disfrutó de la gente, la comida y la cultura, cogiéndole afecto a esta hermosa ciudad.

Y ahora desde Malta, que es un archipiélago del Mediterráneo, que se ubica entre Sicilia y la costa de África del Norte, a donde fue en busca de mejores oportunidades, sigue añorando volver, para pasear por la Avenida Primera, para sentir la brisa a las orillas del Sinú, para volver a comer delicioso y salir a bailar con las mejores canciones.

Desde Malta:
Hace más o menos tres años no voy a Montería, pero cuando iba era un soplo de vida, de lo caótica que puede resultar Bogotá.

Lo que más recuerdo es la comida y es algo en lo que Montería se lleva por delante a Malta, acá en la isla no se consigue mayor cosa, todo es importado y por ende todo es costosísimo.
Aquí no se consigue el queso costeño, ni el plátano verde para los patacones y si se consigue es demasiado costoso.

La comida en Malta es fuerte y es una mezcla de muchas culturas, porque la isla está llena de turcos, serbios, macedonios, entre otros. La cocina es demasiado extrema, comen muy picante, comen mucha pasta, aquí es normal ver que en las carnicerías vender carne de caballo o conejos.
Nada comparable con Montería, que tiene una variedad, desde fritos, buenos restaurantes, sitios para tomar bebidas refrescantes, ni siquiera la fruta es comparable.
Ahora si hablamos de rumba y diversión no podría dudar en decir que no hay como Montería para disfrutar.

En Malta la rumba es un poco 'fea', no es tan chévere porque hay pura música electrónica y es la música que está de moda en Italia y como es un país vecino, acá se escucha mucho.
Entonces, la rumba para salir a bailar no la hay, así que salir en plan rumba acá no es tan bueno, no hay nada de champeta, merengue o salsa y menos vallenato.

Aunque si es económico, se pueden conseguir bandejas de 300 shots a 90 euros y eso es barato.
La rumba en Montería es demasiado buena, la diversidad en la música y la calidez de la gente en los sitios es otro nivel. Y si me preguntan si Malta o Montería, me quedo con Montería, esta es una ciudad muy linda, tranquila, en donde las rumbas son tranquilas y seguras. Jamás vi una pelea afuera de los bares, al menos las veces que salí, tenía fácil acceso al trasporte y demás.

Sin demeritar a Malta, que tiene una excelente calidad de vida y oportunidades de trabajo. En mi caso personal, llegué y a la semana ya estaba trabajando con contrato y con salario fijo. Ahora, en movilidad entre Bogotá y Malta, puedo rescatar que en esta última el servicio de trasporte público es gratis, pero hay poca cultura al subirse al bus y demás.

Lo bueno es que acá no hay trancones, eso no existe, todo lo contrario a Bogotá, en donde hay 'tacos' de una o dos horas para llegar a tu destino.
Hay algo que resaltar y es que en Malta me da para pagar arriendo, comida, servicios, gasticos y para mandar a Colombia, algo que de pronto no me daba en el país.

Por otra parte, estoy muy seguro que quiero volver a Montería y es que de allá extraño muchas cosas: extraño sentarme en la terraza a echar chisme y tomarme una cervecita. Extraño ir al centro comercial a comer helado, extraño los churros, extraño el parque de la Primera para caminar y despejarme viendo los monos y las iguanas. Los fritos de la esquina con suero, la fiesta en Milagros, extraño poder estar a minutos de las playas, el mote de queso, comer butifarra con limón o ir por un boli.

Estoy seguro que lo primero que quiero hacer al llegar es comer fritos, visitaría a las personas que dejé allá porque los extraño muchísimo, iría de fiesta a Milagros, iría a tomarme algo a un café que queda por la Avenida Primera y que me encantaba el ambiente.

Montería es una ciudad de locos, en buen sentido, en ese tiempo era mi escape de tanto caos y espero volver pronto a mi Montería de ensueño.