Prácticamente, termina la semana y aún no se sabe qué más esperar del gobierno Petro. Por un lado, se asoma casi que un nuevo "proceso 8000" en el que el mismo Presidente solicitó investigar las supuestas relaciones de sus familiares con la financiación irregular de su campaña electoral a manos de narcotraficantes. Del otro, el mismo Petro esta semana arremetió contra Nayib Bukele, presidente de El Salvador, un mandatario que lo duplica en popularidad a nivel mundial.
Sumémosle la crisis ministerial, pues no soportó que tres ministros le digan las cosas, aunque le genere molestia, otra más, la amenaza de los partidos políticos de alejarse y, por el contrario, construir y radicar sus propias propuestas para reformar o reestructurar la salud; dos tópicos locales: las protestas y movilizaciones de los mineros del bajo Cauca que afecta a esa zona y la conexión del Caribe con el interior del país, y la disputa que tiene la Ungrd con los gobernadores de Sucre, Córdoba y Bolívar por Cara de Gato. Solo por nombrar algunas. Estas situaciones no son un simple ruido, son las consecuencias de un gobierno poco alineado entre sí y con varias repúblicas independientes dentro de él.

A veces pareciera que lo que hacen con las manos lo derrumban con los pies. No es fácil gobernar, pero a 7 meses de gobierno hay mucha incertidumbre.

Autor: El Meridiano