© 2023 El Meridiano.
Compartir con:
Por Fernando Negrete Montes
La vida pública de Gustavo Petro Urrego en los últimos treinta años ha sido un cúmulo de actuaciones tras las cuales ha arrastrado a miles y millones de personas que, siguiendo su discurso "preclaro", vieron al líder capaz de dar el timonazo que Colombia necesitaba para llevar a cabo las transformaciones requeridas y enrutar el país hacia la solución de sus problemas, especialmente los relacionados con la pobreza y violencia.
Como miembro del movimiento M-19 que aparece en 1974, se puede decir que no "bebió" directamente de los precursores de la rebelión contra el sistema: las guerrillas de izquierda en Colombia inspiradas en la revolución cubana, la guerrilla liberal y el marxismo que centraban su accionar en la destrucción de la sociedad existente para construir sobre sus ruinas una nueva sociedad, aunque como presidente, le suena acabar lo existente y controlarlo todo.
En su paso por el Congreso de la República, se destacó por sus debates contra el paramilitarismo que lo hicieron ver como una persona seria y de mucho peso en la política colombiana, sin abandonar su atavío extremista que lo enfrentó con sus amigos de quienes terminó distanciándose por disputas partidistas en su aspiración de ser presidente del Polo Democrático Alternativo.
Como salida constituyó el Movimiento Progresistas y ganó la alcaldía de Bogotá en 2011, con su plan de desarrollo "Bogotá Humana", cruzado por múltiples problemas como el de la recolección de basuras que pasa del sector privado al público generando emergencia sanitaria y su destitución por la Procuraduría y posterior reintegro por fallo de la Cidh.
Su llegada a la presidencia en 2022 hace parte de su ingenio para armar nombres y situaciones al configurar el "Pacto Histórico" como una "alianza" de todo el mundo.
Convencido que su lucha no terminaba con la alcaldía de Bogotá, se presenta a las elecciones presidenciales de 2018 con el movimiento "Colombia Humana", obteniendo la segunda votación y siendo derrotado en la segunda vuelta, pero sacando su estilo pendenciero de mantenerse en las calles movilizando a la gente contra el presidente electo.
Su llegada a la presidencia en 2022 hace parte de su ingenio para armar nombres y situaciones al configurar el "Pacto Histórico" como una "alianza" de todo el mundo, su plan de Desarrollo "Colombia, potencia mundial de la vida" y la "paz total", dejan al descubierto su retórica y medidas "non santa" mientras el país de carne y hueso se desangra y protesta y lo tiene en calzas prietas, pero, como el más obstinado, no tiene pudor de saltar de rama en rama.