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Empresas de servicios públicos

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23 de mar. de 2023

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Por: Raymond Gomes-Cásseres

La mayoría de los grandes medios de comunicación del país, le dieron un gran despliegue a las declaraciones de aquellos dirigentes que se oponen a la intervención del gobierno en la regulación de las tarifas de los servicios de energía, gas y combustibles. Que para eso existe la CREG, que el gobierno no debe tener injerencia en la determinación de esas tarifas, que el gobierno se extralimita en sus funciones, etc. A lo cual el presidente Petro les contestó que esa es una facultad constitucional del ejecutivo que los presidentes de los últimos 28 años delegaban en la Comisión para la Regulación de la Energía, Gas y Combustibles, CREG, pero que su gobierno ha decidido volver a asumir por el enorme incremento de estos servicios en los últimos años. Y tiene toda la razón. El valor mensual de los servicios de energía y gas, sobre todo en la Costa Caribe, se ha vuelto impagable. No hay mes que no se incremente. Y así no se puede vivir ni trabajar. Los hogares se ven en la disyuntiva de pagar la factura o comer. Y por supuesto, la elección es obvia. Se come y no se paga. Y entonces viene el corte del servicio y la empresa a la deuda le suma un valor por la reconexión. Si no hay para pagar la factura como va a haber para pagar la factura y la reconexión. Parece una situación macondiana. Me hace recordar la época de la Colonia, cuando los indios trabajaban en las Mitas y a pesar de la ganancia de sus salarios, cada día se endeudaban más. Y es que estamos en una situación similar. Estas empresas de servicios públicos privados son una nueva manera de esclavizarnos. Y no es casualidad que ellas pertenezcan en su gran mayoría a los españoles. Seguimos siendo sus esclavos. Y cuando alguien antiesclavista decide ponerle freno a la situación, salen los encomenderos a atacarlo. Que no tiene facultad, que no tiene autoridad para hacerlo. Y recurren a las leyes que los nuevos encomenderos han creado para seguir esclavizándonos. Pero ya está bueno. Por otro lado, el comercio ve reducida sus escasas ganancias, pues no puede trasladar estas alzas al consumidor final que no tiene, en su gran mayoría, gran capacidad económica. Y viene la quiebra. Se acaba el negocio, se pierden puestos de trabajo, aumenta el desempleo y la miseria.

Y para rematar empresas como AFINIA y SURTIGAS- parece que a propósito- desde la intervención del presidente Petro a la CREG, han incrementado, en vez de disminuir, sus tarifas. Hay que ponerle freno a esto cuanto antes.