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Empresarios en Política

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5 de feb. de 2023

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Por: Susana Viera.

Discernir sobre las reflexiones de José Mujica, considerado por muchos como la última celebridad socialista de América Latina, además de ser el presidente más pobre del mundo, yo diría el único, puede resultar perturbador. Como lo sería también abordar sus planteamientos, cuando somos conscientes que promulga su ideología desde la sabiduría y la praxis honesta, aun cuando la realidad del mundo lo sobrepasa. ¿Qué dirá Mujica cuando, en este nuevo orden mundial, los empresarios se empecinan en enriquecerse y tomar partido del debate democrático? Esta participación de empresarios en política es algo así como legalizar una relación clandestina y de antaño. ¿Qué dirá Mujica cuando deviene frente a su cansada ilusión del mundo y pragmatismo social, la conminación a los políticos a que desistan de servirse del erario y pasarse al bando de los empresarios, a sabiendas de que la esencia natural de ambos protagonistas es generar riqueza privada?

Ciertamente, las reglas de la política más que dinámicas son maleables. Mientras por un extremo de la cuerda tiran los políticos, por el otro se amontonan los empresarios. Y allí sí que caben todos: industriales, comerciantes, banqueros y hasta “tiktokers”, pues lo importante es la movilidad de recursos hacia las productivas campañas políticas. Para su información y fines pertinentes, como suelen escribir los servidores públicos al final de una misiva, existe un programa educativo que hace parte de una serie llamada “Liderando en la incertidumbre”. Nada más explícito para sintetizar la realidad colombiana. Literalmente, la convocatoria emitida por la conocida EAFIT dice así: “En este curso los participantes conocerán cómo potenciar el debate democrático a través de la incidencia de los empresarios en los distintos escenarios de conversación política.” El programa se llama “Empresarios en Política”. ¿Es buena o mala esta participación? Es inevitable. Desde la dueña de la droguería en cualquier municipio de 25.000 habitantes hasta el empresario más rico de Colombia, según Forbes, es oro líquido en los asuntos políticos que se avistan para este año electoral y cualquier otro. No obstante, el año que discurre, como todo lo transcurrido en este periodo de cambios, es atípico.

Es un disparate entender la visión del país, desde la óptica de empresarios apasionados por los negocios políticos y los políticos transformándose en empresarios, cuando los resultados del ejercicio político son: tasa de usura del 43.26% efectivo anual, tiquete aéreo nacional por encima de un millón de pesos, incremento histórico del 13% en las matrículas universitarias, sin mencionar las cifras domésticas. Elegir entre políticos y empresarios es indistinto, si en el bolsillo de los colombianos se cuece un “arroz con mango”.