25 de abril de 2025
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El Sinú, un escenario espectacular

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12 de may. de 2024

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El río Sinú es el emblema de Montería, no solo porque atraviesa la ciudad de sur a norte, sino porque hace parte de sus entrañas y todos los que habitan la Capital Ganadera de Colombia tienen un nexo especial o una historia ligada a nuestro afluente principal.


La decisión de la fundación de la ciudad en este sitio tuvo que ver mucho con su posición al lado del río, pero de seguro que los españoles no pensaron que el Sinú sería una parte activa de la vida de los monterianos.

"De graciado el Perú si e conoce el Sinú", pregonaban lo españoles ante su arribo al Sinú, con base en las historias creadas en torno de las maravillas del valle.


Con la llegada de los colonos en el siglo XVI el pueblo zenú fue devastado. En efecto, lo zenúes fueron despojados de todos sus pa­trimonios arqueológicos, políticos, funerales y sociales. Paradójicamente, fue el río Sinú, su principal fuente de riqueza y el conducto de llegada de los españoles a dichas tierras.


En épocas pasadas el río tenía su influencia en la vida comercial de la región, pues el transporte de carga y pasajeros hacia el resto de la Costa Caribe se daba a través de sus aguas. Con el paso del tiempo y la llegada de los carros y vehículos de carga, el protagonismo del río fue relegándose a un segundo plano, pero sin perder toda esa magia que lo cubre.


Después del Magdalena y el Atrato, el Sinú es el río más grande que desemboca en el Caribe. Nace en el Nudo del Paramillo, en el departamento de Antioquia, y desemboca en Boca de Tinajones, en la bahía de Cispatá, en el mar Caribe. Con una extensión de 415 km, es el tercer río más importante de Colombia en la vertiente del Caribe, después de los ríos Magdalena y Cauca. 


En sus 13.700Km2 de cuenca, el Sinú irriga 16 municipios cordobeses los cuales derivan su economía - en gran parte - de las bondades de este río. No en vano el valle del Sinú está entre los más fértiles del mundo, al lado del Nilo, Tigris y Éufrates.


El Sinú es torrentoso en su nacimiento, pero a partir de la quebrada de Jui se torna bastante manso y facilita la navegación. Los principales afluentes del Sinú en su banda oriental son las quebradas de Urrá, Tay y Jui.


Por el occidente recibe aguas de los ríos Verde y Esmeralda. Su curso Sur - Norte sigue y a la altura de la ciudad de Cereté se bifurca formando el caño Bugre, el cual lleva sus aguas a la ciénaga grande y luego al caño de aguas prietas en la ciudad de Lorica, en donde se encuentra nuevamente con el cauce principal.


Hacia 1928 se dio en la desembocadura del río Sinú un fenómeno social-geográfico y económico (sociogeoeconómico) que cambió substancialmente la economía regional.


 En efecto, a comienzos del siglo XX los campesinos del municipio de San Bernardo del Viento adecuaron junto con los de San Antero las tierras aledañas a la bahía de Cispatá, donde desembocaba el Sinú. 

Las cosechas de arroz eran abundantes y gracias a este producto de primera necesidad subsistían los campesinos. En los albores de 1938 un grupo de hacendados de la región reclamaron la posesión de los terrenos y entonces el conflicto estalló. Los primeros construyeron canales para desaguar las ciénagas próximas y ampliar la tierra cultivable.


Los canales, las continuas crecidas del río y otros factores, contribuyeron a que el dique natural del río se reventara justamente por un meandro muy cercano al litoral y depositara la mayor parte del agua por ahí, consolidando una nueva desembocadura. Como es obvio, la reciente desembocadura significaba un giro en la economía regional, es así como se construye un canal artificial y un dique para que el río retomara su antiguo cauce y aunque el río siguió por el canal, su curso se dirigió hacia Tinajones nuevamente. Los canales, las continuas crecidas del río y otros factores, contribuyeron a que el dique natural del río se reventara justamente por un meandro muy cercano al litoral y depositara la mayor parte del agua por ahí, consolidando una nueva desembocadura. Como es obvio, la reciente desembocadura significaba un giro en la economía regional, es así como se construye un canal artificial y un dique para que el río retomara su antiguo cauce y aunque el río siguió por el canal, su curso se dirigió hacia Tinajones nuevamente.


Hoy el río Sinú sigue siendo fuente de riqueza para los monterianos, porque muchas personas generan su sustento de actividades que tienen que ver con él. Los monterianos tienen la fortuna de verlo todos los días, de atravesarlo en sus planchones (22 a lo largo de toda la ciudad) y de enamorarse de sus atardeceres.