28 de marzo de 2024
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El sendero de la evolución

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15 de may. de 2023

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Por José Arturo Ealo Gaviria

La nostalgia pretende dominar el tiempo, transcurrir también hacia atrás, no solo para volver a reconstruir el pasado, sino para acabar proyectos no realizados, cambiar lo hecho, actuar de otra manera. La vida del individuo consiste en perfeccionarse en la práctica de la virtud, necesitándose de una continua rectificación, restituir al ofendido, mejorar el ámbito en el que se realizan los comportamientos, etc.

El ser o traza del ser, es visión de la nada. Se vacía de su propio reflejo.

La nostalgia no pocas veces permite liberarse del presente, e incluso renegar de él, por la incapacidad personal de entroncar con el espíritu que impera en cada tiempo. El evolucionismo arrastra a la persona hacia el cambio continuo, sin poder apoderarse de la situación, formando el espíritu humano según la más radical duda. Esta corriente asumida como evolucionismo es materialismo de lo viviente proyectado hacia la inanimado de la materia y también de la inteligencia, combinación de ideas y sentimientos que se deshacen en partículas y se pierden en el vacío, descomponiéndose en la nada como resultado final de un intrascendente existir en una naturaleza que no se puede comprender, cuyo orden en movimiento es inexplicable, pues la inteligencia humana solo puede captar la falta de sentido. El cambio es inevitable. El crecimiento es opcional.

La evolución progresista es artificio mental, cuya pretensión probablemente más importante es la extinción de la humanidad y la constitución de un ser orgánicamente adaptado a un gran aparato que le permita apartar su vida de la ley natural, desprendiéndose para siempre de su ser histórico, como prueba irrefutable de su naturaleza. La evolución asumida como voluntad de progreso, ante la falta de cabidas positivas para el ser humano y haberse convertido en una ideología raída por inasumible y fracasada, pretende acoplarse para sobrevivir a la tecnociencia, que dará sus propios criterios evolutivos, a la vez que es avalada por la creencia progresista en la revolución permanente. El evolucionismo progresista consiste en ir desligando la personalidad humana hasta acabar con ella, siendo lo único valioso el existir del movimiento espacial y temporal. La inteligencia solo sabe la imagen de los actores activos del cambio impuesto, para ver el júbilo del cambio, o la rebaja de la inteligencia a una ley física, incapaz de notar los logros de su propio hacer, por falta de consciencia y la conciencia de su valía, que llegará a lo que jamás fue. El ser o traza del ser, es visión de la nada. Se vacía de su propio reflejo.