En los años 90 cruzar el río Sinú que divide al municipio de San Pelayo con muchas de sus veredas era una completa travesía y espera para los lugareños. Pasar las caudalosas aguas del Sinú solo se lograba en el planchón de los Espitia, una familia que ha dejado legado y recuerdos en la memoria de los pelayeros.

A sus comienzos, el cruce costaba entre 20 pesos hasta 50, dependiendo si se iba en caballo, carro o a pie. El anhelo de muchos de los habitantes era tener un puente que pudiera comunicarlos de manera más rápida. Fue así como se materializo la implementación y adecuación del Puente Militar en San Pelayo.

Tras año de luchas y espera los habitantes de este municipio pudieron disfrutar de esta emblemática estructura, jalonada por el entonces senador Julio Manzur, que hoy en día acapara las miradas de todos los que las transitan. Y es que no es para menos, en este mismo lugar se pueden observar a las riberas del rio los areneros quienes manifiestan que la estructura fue una ayuda económica muy grande para la comunidad.

Algo que no podemos dejar pasar por alto en esta obra es su diseño. Entrar al puente es como pasar de país, sus arcos adornan perfectamente dicha estructura, que aunque fue construida para comunicar varias veredas, también es el paso de muchos hacía la zona del Urabá.