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Por: Carmelo Román Agámez
Cuenta la anécdota que, estando Gabriel García Márquez en una reunión privada en la casa de Nariño, el escritor escuchó atento los siguientes versos de la canción "Mañanitas de invierno", interpretada por los hermanos Zuleta, quienes también se encontraban en ese lugar: "Mira que el cielo ya se vuelve a nublar / Y unas goticas ya empiezan a caer / Vamos pa' dentro que nos vamo' a mojar / Para que estemos bien solitos / Y yo así entregarte mi cariño / Pa' que tú te sientas más mujer", al percibirlos, el laureado novelista atinó a decir que "esa era la forma más culta de decirle a una mujer, vamos a echar un polvo".
Algo parecido sucede con los cincuenta poemas que conforman el libro "En la intimidad de tus aguas" de Miguel Villarreal Atencio (Zambrano, Bolívar, 04 de julio de 1950), en donde cada uno de ellos se convierte en una insinuación, una coquetería para expresarle de forma bella a cualquier mujer la pasión, calentura y provocación que despierta en nosotros, lo cual termina siendo una invitación a abrirse a los sentidos, a explorar los rincones más profundos del deseo y a sumergirse en el lenguaje que da forma a nuestra intimidad, tal como lo muestra el poema "El silencio" (pág. 17).
"En el sublime momento de la cópula hay un profundo respeto al silencio. Solo se permite el suspiro amoroso que incendia tu alma".
Aquí el poeta Villarreal, valiéndose de diferentes recursos del lenguaje, logra expresar con profunda madurez y de forma estética, unos sentimientos que al decirlos de manera directa sonarían burdos, groseros, arbitrarios, pero que dichos desde su experiencia y desde su dominio semántico se vuelven agradables, grandilocuentes, dulces y sonoros, permitiendo que nuestros sentidos despierten y se dejen envolver en un ritmo y en una cadencia que resuena en lo más íntimo; algo parecido a los versos de los hermanos Zuleta.
En la intimidad de tus aguas, además de ser un título sugestivo y diciente, se convierte, entonces, en un nuevo referente de la poesía escrita, hablada y cantada. Cada una de sus páginas es una invitación al placer adulto, al amor medido y desmedido, al coito, al abrazo anhelado, al poema bien logrado, al verso experimentado que permea, al deseo que parece dormido, pero que erupciona de manera intempestiva para dar el zarpazo final en el momento adecuado y con la mujer indicada. Veamos el poema titulado "Poeta":
"Cuando mis labios tallen un poema en las aguas de tu rosa, ese día el amor me hará poeta".
El autor recorre cada una de las páginas de este libro con una lujuria inquebrantable que despierta sensaciones dormidas en la epidermis y juega con la imaginación y el encarnado deseo del placer que se esparce sin rubores en el clímax desenfrenado de cada verso, de cada estrofa, de cada poema que cobra vida y se convierte en caricias, en susurros, en pulsos de emoción que se sienten en la piel y en el alma.
En la intimidad de tus aguas se elabora y reelabora, se escribe y se reescribe, se inserta y se reinserta el verso a plenitud, el verso que llega, el verso que cumple su cometido, el verso que aprovecha el juego del amor para esparcirse por los confines de mujeres sedientas de caricias, por los vericuetos incontenibles donde se desgaja el deseo y florece el erotismo que incita al anhelo acuoso del sexo dormido que se vuelve fiera indomable, furia que somete por los intrincados laberintos de la pasión.
El poeta Villarreal tiene la capacidad de capturar momentos fugaces en los que el tiempo se detiene y el mundo exterior desaparece. En este libro, el autor logra captar la chispa incendiaria y el instante preciso en el que las palabras se tornan en sensaciones, en anhelos de conexión, en miradas compartidas, en piel que siente y responde, recordándonos que somos frágiles, que somos de carne y hueso, que somos humanos.
Este es un libro sensual y erótico; un libro de valentía y libertad. Es un manifiesto que reivindica la belleza del cuerpo femenino, las emociones y los antojos de una sociedad donde muchas veces se teme o se juzga el placer. Esta obra es un recordatorio de que el deseo es una fuerza vital; un motor que nos impulsa a explorar, a vivir plenamente y a celebrar esa conexión profunda con las emociones, con nosotros mismos, y con los demás.
Miremos el poema titulado “Bajos instintos” (pág. 57):
"Cuando el deseo se devela en el espejo de tu intimidad / provocas en mis labios ríos de placer / Cuando tu cintura danza en las brasas de mis sábanas / y desnudas las fresas de la dicha / Se despierta ardoroso el pájaro de fuego / Cuando tu cielo abierto, fuente lujuriosa, libera relámpagos / Se incendia el caudaloso río de los bajos instintos".
Aquí el poeta nos ofrece sus versos no solo para que sean leídos con los ojos, sino con el corazón, con el cuerpo y con el alma. Cada línea es una experiencia viva, una caricia, un suspiro, un sonido que despierta los sentidos, una invitación a explorar su propia relación con la sensualidad.
Villarreal Atencio expresa una poesía sensorial. Cada palabra tiene un color, una textura que se puede sentir. El libro completo es un espacio de conexión íntima con palabras cuidadosamente seleccionadas, tejidas con un lenguaje suave y potente, sencillo y profundo, íntimo y universal. Cada verso actúa como puente entre el autor y sus lectores. Por lo tanto, esta no es solo una colección de poemas; es una invitación a explorar el alma humana, a enfrentar las sombras y las luces de la intimidad sin reticencias, a indagar en lo que nos hace vulnerables y, al mismo tiempo, infinitamente fuertes.
Los invito a sumergirse en sus páginas, a dejarse llevar por la intimidad de estas aguas y la delicadeza de cada verso. Que cada poema sea una pausa, un instante de introspección, una oportunidad para reencontrarse y reencontrarnos con lo esencial. Lean con el corazón abierto, porque la poesía, cuando se lee así, transforma, enriquece y permite ver el mundo de una manera diferente.