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El pacto retórico; de la sátira a la tragedia

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4 de mar. de 2023

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Por Pablo Rosselli Cock

Cuando el futuro en Colombia es más incierto de lo habitual, no queda más remedio que reírse de las tragedias y hacer de ellas una sátira entre el desasosiego y la desesperanza.

Las declaraciones presidenciales en discursos y mensajes vía Twitter ameritan una banda sonora circense de fondo con trompetas, redobles y platillos. Como una obertura a esta función, el director del circo, en sus tiempos de candidato, sugirió la idea pintoresca de hacer un tren elevado de Barranquilla a Buenaventura, una propuesta inviable desde el punto de vista técnico, ambiental y financiero, pero típica de su charlatanería que nos introdujo a cómo sería el espectáculo.

En la función central, el director, que no tiene una buena comunicación con el domador de osos ni con la trapecista, pero sí con el gorila de la carpa vecina, le dio por sacar de la chistera las fotos de un desvencijado hospital venezolano argumentando que era el estado actual de un hospital local. Esto, con el ánimo de justificar una reforma a la salud necesaria, pero mal planeada como todo lo del numerito. Entre tanto, la bailarina hace zumbar los flecos al ritmo de la flauta de millo rodeada de marimondas para distraer a los asistentes ante tantas incoherencias.

En una de las últimas demostraciones, el dueño del toldo lanza una crítica a las políticas de seguridad del presidente de El Salvador y para darse importancia habla de sus logros en materia de reducción de homicidios mediante la construcción de colegios y universidades que, como siempre, están en su imaginación. Se supo también que una de las mascotas del director se quedó con la plata de la taquilla.
La verdad, muchos inconformes con la función, que ya tiene varios meses en cartelera, han optado por abandonar el templete. A algunos que compraron vip, sin previo aviso, les negaron la entrada, otros se han ido del palco, y los del gallinero han tenido que soportar la barahúnda de marihuaneros y marihuaneras que vociferaban las bondades de la "hierba sagrada".

Los que no quisieron entrar a la función miran con preocupación que, desde que llegaron los nuevos payasos, la vida es más cara, persiste la inseguridad, la economía se paraliza, disminuye la inversión, y todos somos más pobres.

¡Qué tragedia! A muchos no les agrada la atmósfera circense porque saben en qué terminó el circo de la carpa vecina. Ahí sigue el gorila que funge de saltimbanqui, también dado a la mentira y al engaño sin pudor.

Ya pasamos de la comedia a la sátira, ahora de la sátira a la tragedia; no será gracioso cuando asome la nariz el desabastecimiento, las expropiaciones, los racionamientos, cierren los medios de comunicación y cuando nos opere la vesícula un médico cubano.

Por fortuna a los colombianos nos queda el humor, el amor a la patria y las ganas de trabajar con una idea muy diferente de lo que es vivir sabroso. Qué circo tan mediocre, que nada tiene de pacto histórico y