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<strong>El oro líquido</strong>

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26 de mar. de 2023

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Por: Bibiana María Guerra De Los Ríos

Un evento global importante que acaba de pasar esta semana quizás pasó desapercibido para muchos. Durante toda la semana se celebró, después de 50 años, la Conferencia de la ONU sobre el agua 2023 y, específicamente, el 22 de marzo tuvo lugar el Día Mundial del Agua. Así como hablamos mucho sobre las preocupaciones que aquejan al mundo debido al cambio climático, a veces dejamos de lado el rol crucial que juega el agua en el desarrollo y su relación con esta gran amenaza.

Aunque alrededor del mundo se ha avanzado mucho en el cierre de brechas y el aumento de las coberturas en materia de acceso a agua potable y saneamiento básico, todavía persisten retos para lograr la universalidad de los servicios y mejorar la calidad de estos. Según un Informe de ODS en 2022, más de dos billones de personas no contaba con agua potable y más de la mitad de las personas puede sufrir debido a la escasez del recurso a 2050. Dese 2015, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se le dio relevancia al agua mediante el ODS 6 de agua limpia y saneamiento. Sin embargo, y aunque vamos en la mitad del camino a 2030, por estos días se viene diciendo que América Latina no va a lograr cumplir con las metas, entre otras cosas, debido a la escasez de recursos para su financiamiento.

Esta misma semana salió también el nuevo reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) donde, nuevamente, alertan de los efectos del cambio climático y los peligros relacionados con el agua en cuanto a “un aumento de las amenazas a su disponibilidad y calidad debido al incremento del calentamiento global”. A manera de bola de nieve, ante una mayor demanda y una menor oferta, escaseará el recurso no solo para los humanos sino para el resto de los organismos vivos que incluyen la flora y la fauna del planeta, con lo que también se ejercerá presión sobre los alimentos. En este mismo sentido, Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, dijo que “la cuenta regresiva de la bomba de relojería climática está en marcha” y que ahora más que nunca se necesita compromiso, unión y esfuerzos para avanzar en pro de la acción climática.

Por el lado local, en el nuevo Plan Nacional de Desarrollo el recurso hídrico se convierte en uno de los ejes centrales del ordenamiento territorial, pilar fundamental del plan. El mensaje principal es cerrar las brechas y aumentar las oportunidades para toda la población y repensar el territorio teniendo el agua como centro ordenador. Aunque Colombia es considerada potencia mundial hídrica, el agua es un recurso finito y escaso, pero básico para el ser humano y es determinante para armonizar las actividades productivas, económicas y sociales. Del mismo modo, el nuevo gobierno apuesta por la transición energética, clave en esta nueva realidad global, donde el agua, más que presentar retos, se convierte en un generador de oportunidades y elemento unificador multisectorial.

Si bien la política pública en torno al agua es importante para delinear los planes, programas y acciones que garanticen el acceso al agua, en las manos de nosotros, los consumidores y ciudadanos, también recae una gran responsabilidad. Invertir en la educación ambiental y la cultura ciudadana no es poca cosa. Adicionalmente, se necesita el compromiso del sector privado, muchas veces subvalorado. Para ello es necesario fortalecer el clima regulatorio y político que incentive, efectivamente, a este sector.