30 de julio de 2022 - 10:26 AM

El nido vacío

El nido vacío

Por Pablo Rosselli Cock

“Dejará a su padre y a su madre” (Génesis 2:24).


De tantos síndromes que existen en el argot médico, el que tiene el nombre más musical, como una metáfora de Juan Rulfo, es el del síndrome del nido vacío. No es una enfermedad, se trata de ese sentimiento de soledad y desamparo que aparece cuando los hijos dejan su casa y que puede manifestarse de muchas maneras e intensidad. En ocasiones, la partida de los vástagos sirve para replantearse los objetivos de la vida y las rutinas o para fortalecer la vida en pareja, y en otros puede llevar a sentir tristeza y depresión.


En los países escandinavos los hijos crecen para ser autosuficientes y fortalecen su identidad del “yo” en lugar de “nosotros” y son responsables de sus acciones desde muy pequeños. Toman sus bártulos a los 17 años, mientras que en la cultura mediterránea y latino americana lo hacen más tardíamente. A veces no es que se vayan, es que la vida se los lleva, van a navegar sus propias tempestades, a soñar sus propios sueños. Ya no es necesario despertarlos varias veces en la mañana, apurarlos para que no lleguen tarde, y sus camas, que siempre estaban desordenadas ahora están recién tendidas y sin nada rodando por el piso de sus habitaciones. Se aseguran de llevar su baraja, el cargador del móvil, sus zapatillas nuevas, y su abrigo en “un hatillo y se van cantando, quiero ser feliz. (J.M Serrat).”


Cuando los amigos lo ven a uno cariacontecido ante la partida de los retoños suelen consolarlo con la trillada frase de “tranquilo, los hijos son prestados no son de uno”. Eso lo dijo Khalil Gibran (1883-1931) en su libro El profeta que algún día leí con mi padre en los tiempos del walkman, y antes de que yo tomara las de Villadiego. Decía Gibran ─muy sabio por cierto─ que los padres son como un arco que se tensa poco a poco, y los hijos una flecha y mientras más lejos y con mejor puntería los dirijas, tanto mejor”.


… “Sus hijos no son sus hijos,
son los hijos e hijas del anhelo de la vida por sí misma.
Vienen a través de ustedes pero no son de ustedes,
y aunque están con ustedes, ellos no les pertenecen.
Pueden darles su amor pero no sus pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos” …


De tantas emociones que despiertan la partida de los herederos, una, es el sentido de temporalidad del paso por la vida; algo así como que se cruza una esquina y una vez allí se asoma la cabeza para ver qué viene. Sin embargo, se puede ver el nido vacío de varias maneras. La mejor es que si lograste que tu hijo se independizara, has hecho bien tu tarea. Es triste que se vayan pero es más preocupante cuando no se van de la casa por físico temor a enfrentar el mundo.


…”Y saliste a los caminos, quién sabe por dónde andarás” …

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