Por Manuel Cadrazco Martelo

Colombia es un país en donde las oportunidades están concentradas en pocos lugares: ciudades principales, la capital, territorios focos de desarrollo, etc. Sucede en gran medida que, por ejemplo; desde la Región Caribe, muchas personas se muden a otras ciudades para adelantar estudios universitarios y, por consiguiente, quedarse trabajando y hacer una carrera de proyección. Son muchos los profesionales de distintas zonas del país que se destacan en la capital e incluso fuera del país, y estoy seguro de que estos profesionales quisieran aportarle a sus lugares de origen desde su conocimiento y experiencia adquirida. No me refiero necesariamente a regresar para aspirar a un cargo de elección popular, sino a aportar en los otros ámbitos del desarrollo.

Estoy convencido de que lo mejor que tiene la Región Caribe es su gente, es el insumo más valioso: el capital humano, y los nuevos gobernantes pueden aprovechar ese capital humano no presente en sus territorios para generar nuevas ideas de programas y políticas a implementar. Hay que reunirse y aprender precisamente de eso nuevo que han aprendido esas personas, hacer encuentros, e incluso hacer programas de mentoría con aquellos emprendedores destacados nacidos en el territorio para que expongan sus casos de éxito a los emprendedores en formación.

Otra parte importante y fundamental son los profesionales que apostaron por mantenerse en la región: los que han hecho empresa y la academia; ambos grupos de profesionales tienen inmensos aportes que muchas veces no se tienen en cuenta; la colaboración de la academia, por su parte, es esencial para garantizar que los conocimientos y las investigaciones más avanzadas estén disponibles y sean aplicables en contextos locales, lo que permite crear sinergias entre el mundo académico, empresarial y político. Ejemplo esto es la reciente Encuesta de Percepción Ciudadana presentada en Sincelejo, un aporte de la academia que se convierte en un insumo valioso de política pública.

Es esencial que los encargados de la toma de decisiones en los diferentes niveles del gobierno estén dispuestos a escuchar y aprender de aquellos que han tenido experiencias valiosas en otros lugares y que puedan ofrecer una perspectiva innovadora y diferente. Al mismo tiempo, es crucial no subestimar la importancia de escuchar y trabajar con los profesionales que residen en los municipios y que están familiarizados con las necesidades y desafíos específicos de la comunidad. En conjunto, estas fuentes de conocimiento y experiencia pueden contribuir a la formulación de políticas más efectivas y justas para todos.