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El futuro de la cultura

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22 de feb. de 2023

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Por Manuel Cadrazco Martelo

Durante estos casi cinco años escribiendo semanalmente casi no he escrito sobre temas culturales, y es que no es mi fuerte; sin embargo, hay algo que me viene resonando desde las Fiestas del 20 de Enero y que se volvió a notar en el recién culminado Carnaval de Barranquilla. Como ya lo mencioné en su momento, fueron unas Fiestas inundadas de publicidad política y una organización truncada, en donde esta publicidad le quitó espacio y relevancia a los grupos folclóricos que si conservan y quieren mostrar la esencia y el valor cultural de las fiestas.

Derivado de esto, en días pasados veía en redes sociales quejas generalizadas de lo que estaba pasando en el Carnaval de Barranquilla, vi un video en donde un comparsa desfilaba en horas de la noche ante unos palcos vacíos de la Vía 40, la gente se había ido. Investigando las causas de esta triste escena me encontré con varias causas: en primer lugar, una organización que retrasó el inicio del desfile, y, en segundo lugar, quejas acerca de cómo los influencers y empresas tomaban los primeros lugares y acaparaban la atención primaria.

Lo primero que se podría reprochar, es la presencia de influencers y empresas; lo que en Sincelejo fue la publicidad política, sin embargo, lo cierto es que en un escenario post pandemia, en donde las redes sociales y quienes trabajan en ellas potenciaron su relevancia, y con unas industrias creativas golpeadas por lo que fue 2020 y 2021, es apenas entendible que el capital económico se derive de la presencia de estas personas, e incluso el atractivo. Con ello no estoy diciendo que la situación deba ser así, pues considero que tienen mucho más valor aquellos gestores culturales que han estado año a año contribuyéndole a la fiesta y preparan con esmero una presentación.

La reflexión del día de hoy va encaminada en que estamos ante una nueva forma de mostrar la cultura, la cultura también requiere resiliencia, buscar otras maneras de seguir mostrando la tradición y la esencia, pero adaptada a los nuevos tiempos; los cuales son inevitables, y promover que las empresas se involucren en la tradición, que la organización de la fiesta esté volcada a darle prioridad, sin censurar otras expresiones, a lo que verdaderamente importa.