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Cereté. ¿Dónde y cómo celebraremos nuestro cumpleaños?, ¿quién nos acompañará en este día?, son preguntas que ustedes y yo nos hacemos al pensar en nuestra fecha especial de cumpleaños, que se enmarca en un día normal cuando el calendario cumple con los 365 días que tiene un año común.
Pero qué hay de lo inusual en la celebración de aquellos que contaron con la suerte de llegar al mundo en el día extra del calendario bisiesto.
Hoy contaremos la historia de Paula Carvajal, una nacida un 29 de febrero de 1996.
Paula o la ‘niña de mis ojos’ cómo le decía su padre, es una mujer resiliente cuya historia de vida se remonta a la época oscura de violencia que vivió el país, en la época de los ‘90.
Sus padres fueron un matrimonio de paisas aguerridos, caracterizados por su fortaleza y berraquera por querer garantizarle un buen futuro a su familia.
"No la tuvieron fácil", a raíz de la compleja situación que tuvieron que atravesar en el año en que esperaban a Paula.
Y es que esta familia, que en ese entonces era de tres, tuvo que huir de Antioquia, un departamento que era considerado "zona roja", por cuenta de las masacres, los carros bombas, los asesinatos y demás actos delictivos, que se convirtieron en la cotidianidad de la ciudadanía.
Desplazados por la violencia, huyeron a tierras cordobesas, más específicamente a Tierralta; un municipio agrícola y ganadero, ubicado a 78 kilómetros de Montería.
Unidos por la esperanza de que esta sería la ubicación ideal para materializar la idea de construir un hogar, se asentaron en un "pueblito" ubicado en zona rural del municipio por unos meses, hasta que la tragedia volvió a tocar sus puertas.
Su nacimiento
Era 1996, el día iniciaba con calma, pero los dolores aparecieron y la bebé anunciaba su llegada, con más prontitud del tiempo estimado.
Como en el pueblo, no había centro asistencial, ni parteras; la única opción que quedó fue que su abuela y una vecina, procedieran a ayudar a su madre a dar a luz. Por lo que, un 29 de febrero, la pequeña nació sin mayor contratiempo, rodeada de los seres más apreciados en la vida, su familia.
Y tan curiosa como la fecha de su nacimiento, es su nombre, inspirado en la exreina de belleza, Paula Andrea Betancourt.
La muerte de su padre
Meses después de que se acomodaran en su nueva morada, los días de violencia arribaron a esas tierras, razón por la cual, tuvieron que huir nuevamente con destino a Carepa, Antioquia. En este municipio se escribió la peor parte de su historia. Su padre fue asesinado por manos criminales, que nunca pagaron por su muerte. Esta vez a su madre le tocó huir sola con su pequeña en brazos, para intentar comenzar de cero y juntas salir adelante.
Las celebraciones
Para Paula, lo cotidiano es festejar su cumpleaños un primero de marzo, ya que, según su madre, es de mal agüero celebrarlo antes.
En este día recibe las felicitaciones y el regalo, pero nada fuera de lo ordinario, totalmente opuesto a lo realizado en día bisiesto, en el que abundan las invitaciones a comer y las fiestas a lo grande.
Aunque para ella es emocionante compartir esta fecha rodeada de sus dos pequeños hijos y demás familiares; recuerda con nostalgia y mucho amor a su padre, y su mayor deseo como nacida en este día especial, un bisiesto, sería que: "Quisiera volver a 1996 y volver a tenerlo conmigo. Quisiera volver a decirle que lo quiero mucho y que me hubiera gustado haber compartido más con él". Desde pequeña le tocó sufrir la inclemencia de la vida, pero su motivación más grande es seguir con buena salud, y que Dios le siga permitiendo vivir momentos agradables con sus allegados.