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En un pequeño municipio de Antioquia, un niño de ocho años escuchó el piano y enamoró, de manera autodidacta comenzó a descubrir los mágicos secretos del teclado. Este niño, años después, se convirtió en uno de los pianistas más importantes e influyentes de Colombia. Su nombre es Lezlye Berrío. Con una carrera prolifera que abarca la docencia, la investigación, pasando por la creación de festivales y proyectos innovadores. Logra plasmar su pasión por el piano con cada nota que toca y cada proyecto que emprende. Sus proyectos son legados.
Cada proyecto que Berrio desarrolla deja huellas no solo en la música clásica colombiana, sino también abriendo espacios para las futuras generaciones.
Lezlye desarrolló el monumental y transcendente proyecto "Historias del Piano Colombiano" que rescata y difunde el legado musical del país, entregando al mundo las partituras de los más importantes compositores colombianos e interpretándolas para que cualquier persona en este globo terráqueo pueda escuchar y apreciar la música clásica colombiana. Algo que nadie había hecho en Colombia.
Y siempre siendo un pionero, también desarrolló el proyecto "Historias del Piano Occidental" que revoluciona el acceso a la música clásica mundial, destacando la obra de importantes compositores como Joseph Haydn, al entregar mil hojas de partituras del compositor austriaco.
Lezlye Berrio, en mayo de este año, celebró sus 30 años de carrera en el piano con un concierto en el que interpretó las 32 Variaciones Goldberg BWV 988 de Bach y las 33 Variaciones Diabelli Op. 120 de Beethoven, convirtiéndose en el único colombiano que ha interpretado ambas obras de memoria, demostrando una vez más su maestría y dedicación al arte del piano.
En esta entrevista exclusiva, exploramos sus orígenes, aquello que lo inspira, la evolución del piano en Colombia y proyectos. Desde su infancia en Sabaneta hasta sus proyectos más recientes. Hacemos con Lezlye Berrío un viaje sonoro lleno de pasión, dedicación y entrega por el piano.
¿Cómo describirías tu experiencia inicial aprendiendo piano de manera autodidacta a los 8 años?
Un interés genuino por un juguete mágico que hablaba en un idioma desconocido que me obnubilaba, fue mi primer amor.
¿Qué influencias tempranas en tu vida te inspiraron a seguir una carrera en la música?
Antes del piano era invisible en mi entorno social y familiar, torpe y sin lenguaje. Eso me motivó de una manera natural, como si hubiese encontrado un trozo de mi ser que me faltaba. La expectativa de mis familiares, amiguitos y vecinos me animaba. Me entregaba con ósmosis de manera absorbida, cambiando otros juegos por este nuevo juego en el que me sentía acompañado.
¿De dónde viene esa esencia musical que corre por todo tu ser?
Puede ser en parte la respuesta a una petición a Dios por parte de mi abuelo. Más allá de la herencia sanguínea y espiritual, creo que, sin saber de reencarnación, estoy en este mundo para seguir puliendo mi espíritu a través del trabajo incansable. No creo que en otra vida haya sido músico, sino que se me dio la oportunidad de la redención a través del arte.
¿Qué eventos o personas en tu infancia y juventud crees que despertaron tu pasión por la música?
Mi tío Lenin Dimitri Cano con las historias sobre músicas exóticas como, por ejemplo, el Ragtime, que era la música de algunas caricaturas. Mi primer profesor Rodrigo Morales que me enseñó la notación y las primeras posiciones y acordes en el teclado. Me expulsó dos veces porque era muy inquieto y terminaba la tarea rápido en las clases colectivas, entonces no dejaba trabajar a los otros niños. En la adolescencia, la música romántica con las baladas de diferentes latitudes para piano, al estilo de Richard Clayderman. La obra "Para Elisa" de Beethoven, la "Marcha turca" de Mozart.
¿Qué impacto tuvo el maestro Alberto Correa Cadavid en tu formación musical?
Una figura paternal musical. Desarrollé la lectura musical a un nivel más rápido de lo normal porque me dio una posibilidad de hacer el papel del organista como un trabajo pagado con músicos que me doblaban y triplicaban mi edad, con la Filarmónica de Medellín en la obra "Misa en si menor" de Bach. Los músicos me criticaban al inicio y se sorprendían y a veces bien y a veces mal, porque no tenía experiencias anteriores. Poco a poco me fueron aceptando. Algunas veces estudiaba 10 horas para poder ir a ensayo, y salía siempre muy frustrado, pero el maestro Correa siempre me apoyaba, me fuera bien o mal me animaba y me daba cada semana un libro de partituras de compositores clásicos, para mí llegaba papá Noel cada semana. Era un adolescente de 14 años siendo el organista de la filarmónica.
¿Cómo fue la experiencia de ser becado por la Fundación Carolina y estudiar en el Conservatorio Superior de Música del Liceu de Barcelona?
Desconcertante porque siempre imaginamos que fuera de Colombia había más condiciones, mayor acondicionamiento, más posibilidades para estudiar hasta el fin del tiempo. Fue estrellarme y deshacer algunas ideas erróneas sobre la “carrera” del pianista. No tenía dinero para comer y lo hacía una vez al día. Tampoco tenía dinero para transporte ni para tener dónde vivir.
¿Qué aprendizajes destacas de tus clases con el pianista Mac MacClure en Barcelona?
Aprendí sobre qué es un argumento y tener criterio para interpretar el piano. La importancia del ritmo, del balance de las voces musicales superpuestas y de pensar la música. Gracias a él tuve clases con Alicia de Larrocha, y tocar para ella fue bueno para sentir seguridad de cómo me gusta hacer la música
¿Cómo valoras el impacto de haber sido dirigido por directores como Virginia Martínez y Guerassim Voronkov?
Mis directores han sido Gustavo Yepes, Alberto Correa, Virginia Martínez, Voronkov, entre otros. Voronkov me enseñó a entender en la música contemporánea que muchas veces lo que quiere un compositor no es como lo escribe, y que, si puedo entender la idea y no está bien escrita, puedo ejecutarla como el compositor la ha imaginado, y si funciona desde la lógica contraintuitiva. Con Virginia Martínez tuve un reto, de un ensayo y un concierto, aprendí de memoria en 6 días un concierto contemporáneo para piano y orquesta.
¿Cuál ha sido el momento más gratificante de tu carrera hasta ahora?
Mi primera interpretación de las Variaciones Goldberg para Teresita Gómez, Blanca Uribe, Marta Arango y otras personalidades del mundo cultural de Medellín. También la grabación en menos de 48 horas de la integral de 77 obras para piano (más de 400 páginas de música) de Luis Antonio Calvo en el piano restaurado del maestro Calvo, convertido en El altar musical de la patria.
¿Qué te motivó a crear el Festival de Piano Laboratorio Artístico LB en 2015?
Tenía la posibilidad de hacer un solo concierto de piano y ganarme todo el dinero sin inconveniente alguno, pero decidí repartir el presupuesto entre más pianistas, invitar a dos artistas plásticos e invitar a las generaciones graduadas de nuevos maestrandos al crear un festival.
¿Cómo nació la idea de los proyectos “Historias del piano colombiano” e “Historias del Piano Occidental?
Con “Historias del piano colombiano” quise recuperar mi pasión oculta por tanto tener que trabajar para ganar dinero. Quise poder escuchar y ver las músicas que no estaban disponibles desde hace décadas. Quise sentirme útil. Quise aportar sin esperar a pensar en una vida mejor de recursos disponibles que no pretenden ser recuperados.
Con “Historias del piano occidental” como un paso más que puede dar la discografía nacional colombiana grabando pequeñas piezas en ciclo de los grandes compositores tradicionales occidentales, un paso que no se ha dado por temor al atrevimiento y por la dificultad de financiar una actividad intensamente con altruismo.
Es para mí importante destacar el apoyo de las personas que trabajaron conmigo en ambos proyectos. En "Historias del Piano Colombiano" me acompañó un equipo de siete copistas/transcriptores con la coordinación editorial de Julián Tapias y el productor de audio Pablo Mier. En "Historias del Piano Occidental", conté con el copista Juan Pablo Cardona
¿Puedes hablarnos sobre el proceso de investigación y documentación detrás de "Historias del piano colombiano” e “Historias del Piano Occidental"?
Hago acercamientos con coleccionistas, familiares de compositores, bibliotecas. Contrato estudiantes para hacer fotos en ciudades donde a veces no puedo o alcanzo a ir. Leo las tesis de pregrado, maestría y doctorado que hay disponibles en internet y en publicación de libros que tengan que ver con la música o el compositor que voy a grabar.
¿Qué te inspiró a realizar la colección de 1000 páginas de música de Joseph Haydn?
Que son músicas poco visitadas por los profesores, por los alumnos, por los aficionados, y que la disponibilidad no era cierta e incompleta.
¿Cuál es el alcance de este proyecto y qué impacto esperas lograr en el mundo de la música clásica?
Que entren a los certámenes de piano, que entren a los pensum de los conservatorios, que se puedan tener como programas en los festivales infantiles y juveniles y que sean las primeras músicas solistas de los aspirantes a concertistas de piano.
¿Qué te motivó a desarrollar la Metodología musical LB?
Cómo decía Gabriel García Márquez, “hay que desembrujarse”, y para eso escribía mis procesos biológicos, analizando los mínimos movimientos del cuerpo y las percepciones y opciones inerciales de mi mente. Con el objetivo de decodificar la frase “es que usted tiene mucho talento”, y poder enseñar a través de mi propio conocimiento, testeando en otros. También que el piano exige muchas horas, pero ¿Cómo puedo invertir menos horas de piano a aprender una música que no he estudiado, ni escuchado, ni tampoco conozco? Eso es “magia” o metodología.
¿Cómo describirías tu libro “Jeroglíficos musicales” y qué impacto esperas que logre en los estudiantes de música?
Es un libro de alcance masivo, para personas que deseen aprender castellano, para personas de otras profesiones que deseen ampliar su cultura general musical para la vida, para aficionados, estudiantes y profesores que deseen aprender a leer patrones, para adultos mayores y la mejora de la memoria.
¿Puedes contarnos más sobre los proyectos de investigación y profundización de la música en los que estás trabajando actualmente?
Aún está por salir la integral de Emilio Murillo para Piano solo y voz y piano, más de 90 obras. También está por salir la música del barranquillero José Víctor Dugand, nacido en Riohacha. Estoy por grabar las músicas del caribe colombiano, Porros, Cumbias, Vallenatos y músicas de formas clásicas de compositores del caribe. También grabaré músicas de otras regiones, músicas de cine y músicas breves clásicas.
¿Qué planes y proyectos tienes para el futuro?
Ahondar en la interpretación del piano en 5 obras monumentales: Variaciones Goldberg, Variaciones Diabelli, Sonata de Liszt, Sonata en Fa menor de Brahms y gran Fantasía de Schumann. De las 5 ya tengo memorizadas tres. Piano piano va lontano.
Quiero quedarme más quieto y dedicarme a más caprichos sin pretensión de conquistar.
¿Cómo ves el papel de la música en la sociedad colombiana y qué cambios te gustaría ver?
Hay demasiada precariedad laboral para los músicos. Y están en decadencia los festivales de la música andina colombiana, porque si van jóvenes, pero a concursar y no hay renovación del público. Lo otro es que hay que crear el espacio y la categoría de concurso para las músicas originales colombianas tal cual fueron escritas por sus autores, sin arreglos ni fusiones a la moda. Así como un Lied de Schubert no se arregla no se debería arreglar mucha música original escrita en partituras por colombianos.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes pianistas que buscan seguir una carrera en la música clásica?
Que es importantísimo leer literatura más allá de la que a uno le guste, es decir, antes leía muchas biografías y novelas de época, ahora leo sobre economía, sobre tecnología, sobre como pensar fuera de la caja, sobre el sistema educativo, y todo esto si me ha ubicado de otra forma en mi lugar. Es bueno porque si logras saber que te gusta y que, si lo puedes hacer y también descubrir cómo puedes ser singular, seguramente podrás ser un pianista de interés para otros, pero si solo se va a misa a rezar y confesarse por lo que a uno no le sale o no le va salir, simplemente con el tiempo se deja el instrumento y se abandona la aventura, y sin curiosidad ni motivación para la aventura no pasa casi nada.
Al concluir con la entrevista, Lezlye Berrío sonríe y nos regala unas notas de su piano. Él nos ha mostrado que la música no es simplemente una expresión artística, es también una forma de vida que trasciende latitudes y conecta almas. Sus transcendentales proyectos "Historias del Piano Colombiano" e "Historias del Piano Occidental" son la evidencia de su compromiso por preservar y difundir un legado de la música clásica, no solo de Colombia, sino también del mundo entero.
Lezlye Berrío no solamente es un virtuoso del piano, es un visionario que inspira a niños y jóvenes con su amor por la música y su deseo de compartir ese amor con el mundo. Con esta entrevista nos deja una lección: la verdadera esencia del arte tiene su núcleo en la dedicación, el estudio constante y la pasión por lo que hacemos.