Por Ensuncho De La Bárcena

El periodismo es un oficio, la historia una pasión y la literatura, un arte.

El primero nos informa sobre la existencia de una planta de tallo leñoso y elevado que proyecta una sombra de 69 metros de diámetro, con una circunferencia de 224 metros y que eleva su cogollo a 33 metros del suelo. Este prodigio vegetal se encuentra cerca de la Troncal de Occidente, en una desviación del tramo Planeta Rica-Sincelejo, kilómetro 38 de la ruta El Viajano-San Marcos, a escasos minutos de La Perla del San Jorge.

La historia nos cuenta que este árbol insignia fue sembrado en la década de los 60 por Rafael Suárez, un campesino que trabajaba al servicio de Gamaliel Carriazo, propietario de una finca de vocación agrícola y ganadera. Según afirmó el mismo Suárez, la intención de Carriazo era sembrar tres árboles de Iguá, una especie longeva muy parecida al Samán o Campano, cuyo follaje regula el microclima y disminuye la temperatura para hacer que el ganado de carne tenga mejor bienestar y mayor producción. Suárez acorraló tres arbolitos de Iguá con seis estacas a orillas de una pequeña represa donde se bañaban los patos de la casa del mayordomo, pero, con el paso del tiempo los arbolitos desaparecieron en favor de las estacas que conformaron una enorme estructura que hoy en día parece desde lejos una verde colina de hojas de caucho.

La literatura nos abre la puerta hacia el mundo de lo desconocido. Nos propone una aventura en la que imaginamos que este Árbol de la Vida nunca fue sembrado: brotó espontáneamente desde lo profundo del Tiempo. Nos seduce con la idea de que cada una de sus ramas es una genealogía, cada hoja una familia y cada fruto, un alma. Nos indica que todos tenemos un tronco común y que, por muy distintos que nos sepamos, un mismo planeta alimenta el oculto laberinto de nuestras raíces.

Bien sabemos que San Marcos es el autor de uno de los Evangelios que describen la vida y obra de Nuestro Señor y es el fundador y primer obispo de la Iglesia de Alejandría, el inolvidable puerto de Egipto que albergó la Biblioteca más grande y completa del mundo antiguo. Alejandría. Si. Alejandría es el nombre de la finca donde soñamos bajo la sombra del milagroso Árbol de San Marcos.

Cada vez que lo visitamos renovamos nuestro compromiso con la materia de nuestros días, la devoción por nuestros mayores se acentúa y nos asiste la inspiración para construir un mejor mañana. Que comienza con la Escuela de San Marcos y su Festival de Poesía