Por Aníbal Paternina:

Desde 1535 se ha tenido como referente histórico la llegada de los primeros misioneros con el ofrecimiento de la fe católica por estas tierras sabaneras. Con ellos arribaban las imágenes santificadas como la del Dulce Nombre de Jesús, venerada por los sincelejanos.

A partir del 4 de octubre de 1845 se inician las corralejas en la plaza central, hoy Parque Santander, en honor de San Francisco de Asís. En 1864, por motivo de los inviernos octubranos se trasladan para el mes de enero por disposición de don Sebastián Romero Troncoso, oriundo de Sincé, radicado y casado en Sincelejo, con cuantiosa fortuna.

Don Chano Romero escogió como día central de esos festejos, el 20 de enero, día de su nacimiento. A partir de ese año las fiestas se celebraban en honor al Dulce Nombre de Jesús, por quien permanecerá por siempre el gran sentimiento de amor y devoción en la bella figura de su niñez, representado en su imagen de "El cabecita de oro", ligado eternamente al espíritu de la ciudad y que permanece como presencia providencial de nuestros días en el tiempo, hoy convertido en el mejor referente de su memoria y viva herencia de tradición.

La bella imagen del Dulce Nombre fue obsequiada a la iglesia de San Francisco por el sincelejano, José María Martínez Támara, y de ella se expresó así el inolvidable presbítero Pascual Custode: "tiene la altura y la expresión fisonómica de un niño. Sus pómulos son pronunciados y en cada uno de ellos se dibuja el rosicler de la aurora. Sus pupilas tienen el color azul del cielo. En sus labios sonrosados se aprecia esa sonrisa infantil tan innata de los pequeñuelos, los que tienen sus bracitos inocentes para acogerse en el regazo materno". Así es la imagen del Dulce Nombre de Jesús, que bendice a nuestro pueblo sincelejano a cada instante.

Rememoramos que en el pasado, como en el presente, el Cabecita de Oro, como se le llama con amor, mantiene su cadenita y su cruz de plata, por tradición, durante el mes de enero, la imagen permanece expuesta en la nave derecha del templo franciscano donde es visitada con veneración y fervor por millares de feligreses sincelejanos residentes aquí, en Colombia y en el exterior.

Dulce Nombre de Jesús: esparce tu bendición sobre Sincelejo, que se recoge de sublime veneración al clamor de tu nombre y colma con la luz sugestiva de una luna llena las noches de enero.