Por: Luis Altahona Buelvas.

Las cotorras son aves silvestres muy conocidas en el sector agropecuario, donde generan daños en los cultivos de maíz, arroz, sorgo, millo y ajonjolí, afectándolos desde las etapas tempranas de crecimiento hasta que la maduración de granos o frutos se completa.  El daño ocasionado por las cotorras es bastante simple de detectar por lo ruidosas que son y por lo que quedan desperdicios de frutos y granos donde se alimentan.

Para proteger los cultivos, los productores cuentan con las siguientes opciones: Repelentes visuales:  Algunos productores recomiendan colocar restos de calaveras de ganado dentro de los cultivos, de tal manera que permita el ingreso de aves carroñeras como goleros y la pigua, ahuyenten las cotorras; además de personas que recorren el lote y espantan las aves. Repelentes acústicos: Dentro de este grupo, se encuentra el uso de pirotecnia (tiritos y carpetas); sin embargo, después de un tiempo las cotorras aprenden que el ruido no es peligroso y dejan de temerle. Las mallas antipájaro: son una alternativa viable ya utilizada es cultivos hortícolas y frutícolas. Repelentes químicos: Consisten en un compuesto de sabor desagradable que produce una respuesta de evasión en las aves en su primera exposición al repelente. Es necesario, procurar un cultivo sano y homogéneo, con una densidad de plantas relativamente alta, que impida el fácil acceso de las aves. Por otra parte, recomienda utilizar híbridos menos susceptibles al daño por aves y de ser posible adelantar la cosecha. Además de sembrar variedades de cultivo más altas y/o en densidades mayores en el borde del cultivo de interés, que dificulten la visibilidad hacia el interior, o bien variedades no atractivas, que disuadan a las cotorras. De igual forma, establecer cultivos distractores, es decir, sembrar un cultivo atractivo y de menor valor en las cercanías de los sitios de concentración de cotorras.

En Colombia, no está reglamentado y tampoco está permitido ningún tipo de control con avicidas, está prohibida la caza con escopeta y la captura de estas aves; todas las acciones a implementar deben estar orientadas a ahuyentarlas.  Palabras sabias de un amigo campesino que dice “yo no me doy mala vida con esas animales malas, ya comprendí que si siembro una hectárea de maíz, adicional debo sembrar dos para las cotorras, para que al final me puedan dejar algo”.

Nuestros Campesinos son resilientes, producen alimentos bajo cualquier circunstancia