Por Rafael Negrete Quintero:
Con la llegada de los reyes magos termina la época navideña y comienza el nuevo año, por tanto, una anécdota navideña sirve para ejemplificar bien lo que queremos para este 2023 que recién comienza.

La publicó la Escuela Superior de Música Reina Sofía; "Hace más de 200 años, en 1818, en un pequeño pueblo de Austria, el invierno fue tan frío, que el órgano se congeló y no podían tener música para la misa de Navidad. El organista se sentó un par de horas antes de la misa a escribir una pequeña obra para guitarra y voz y esta canción se convirtió en una de las más famosas canciones de navidad del mundo." Noche de paz.

De la adversidad y la premura surgió una melodía que cantamos año tras año y así, aunque a nivel personal a muchos les pudo ir bien, lo cierto es que el 2022 fue un año adverso para el mundo.

Guerra, turbulencia económica y riesgos geopolíticos crecientes. Con estos problemas sobre la mesa es que deberíamos sentarnos como el organista de la anécdota a pensar cómo construir una nueva obra maestra, si bien no para el mundo, por lo menos para nuestro país. Porque desafíos en el patio interno tenemos y muchos.

Primero, construir consensos sobre las reformas que se van a presentar este año que no son menores. Lo peor que puede pasar es que se impongan, con mayorías precarias, cambios no concertados en asuntos tan neurálgicos como las pensiones, la salud y el trabajo. A pesar de los problemas en todos los frentes se avanzó, y mucho, en las últimas décadas, hay que reforzar lo positivo y buscar cambiar lo negativo.

Los colombianos elegiremos este año además nuevas autoridades locales. Los problemas de la ciudadanía no dan espera y lo ideal sería escoger gente con experiencia, estos no son tiempos para aprendices.

Finalmente la inflación. Aunque parece existir un consenso entre economistas que señalan que lo peor ya pasó lo cierto es que los remedios que se tomaron para controlarla pueden derivar en recesión.

En Colombia a la subida de las tasas de interés del Banco de la República le siguieron un aumento en varios impuestos y el regreso de recaudos que estaban suspendidos. Esto puede generar desempleo y estancamiento.

Habrá que ver a que destinará el gobierno el recaudo de la tributaria. Quedamos pues en manos de los compositores.

De su inspiración y ejecución depende el futuro cercano, la nueva partitura. Quisiéramos una obra maestra pero nos conformamos con una tonada que nos permita aguantar la tormenta en medio de la premura. Es difícil pero no imposible.