El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses confirmó que la  mujer que fue decapitada y lanzada a las aguas del río Sinú en Montería, era de la estilista María Angélica Valencia, quien había desaparecido hacía dos meses.

Las aves de rapiña alertaron sobre una caja que había sido ubicada en un lote enmontado, en la ribera del río Sinú, por lo que al ser abierta, reveló que contenía la cabeza de una mujer adulta.

El macabro hallazgo se produjo en horas de la tarde del pasado domingo 30 de octubre, en el municipio de San Pelayo.

Pocas horas pasaron para que a unos kilómetros aguas abajo se reportara el hallazgo del cuerpo decapitado, en esa misma localidad.

Los restos mortales fueron trasladados hasta las instalaciones de Medicina Legal donde los peritos forenses pudieron  establecer la plena identidad de la víctima.

Vista por última vez

Cabe recordar que la mujer fue vista por última vez con su esposo, el militar pensionado Bladimir Rojas Aizal, quien, según la madre de la víctima, Nora Valencia, ya tenía una denuncia por violencia intrafamiliar y violencia contra la mujer, cuando la pareja residió en Bogotá.La mujer y su esposo actualmente vivían en Los Garzones, donde tenían un negocio y ella apenas estaba empezando a trabajar en un Spa de un centro comercial de la capital cordobesa, y su jefe al ver que el viernes 27 de octubre no llegó al trabajo encendió la alerta llamando a su mamá.

Cuando la familia de Valencia llegó a Montería, procedente de Florencia, Caquetá, encontraron una escena sospechosa dentro de la casa: Al hijo menor de la pareja llorando y sin una explicación del paradero de sus padres y la casa con un olor a químico como si alguien la hubiera lavado.

Los investigadores hallaron zapatos y botas sucias de lodo, un trapero con restos de desinfectante y sangre, lo que los llevó a pensar lo peor.

A la fecha, durante el 2022 un total de 23 mujeres habrían sido asesinadas en el departamento de Córdoba.

Presentimiento

Con los macabros hallazgos, las autoridades, familiares y amigos de la mujer presentían lo peor, pues cuando en el río encontraron una cabeza y luego el torso de una mujer, todo el mundo se atrevió a afirmar que se trataba de María Angélica, pero para la justicia el cuerpo debía ser sometido a estudios forenses avanzados, ya que quien había decapitado el cuerpo, también le cortó las manos para impedir los exámenes dactiloscópicos.

Paralelo a esto, el esposo de la mujer también desapareció y por medio de una llamada a sus hijos dijo que no quería que la Policía le hiciera preguntas porque él se había ido de la casa antes de que María Angélica desapareciera.