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Cuando la muerte no nos sorprende

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27 de may. de 2023

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Por: Olga Lucía Bustamante Madrid

La vida, no para, es una constante, siempre hacia delante. Pasado un siglo, casi toda la humanidad estará renovada, entonces seremos parte de la historia de las nuevas generaciones, que habrán heredado el planeta reverdecido o marchito. Es hoy, 100 años antes, que nos debe preocupar nuestro legado, y ese, depende de lo que estamos haciendo ‘ahora’. “Sembremos vientos y recogeremos tempestades”, dice el refrán popular. Echemos un vistazo al presente y sabremos cómo será el futuro.

La naturaleza tiene en sí misma, implícita, la orden de preservar las especies, ofrece para eso los requerimientos y condiciones óptimas; pero los seres pensantes, estamos obstinados, en socavar la vida: contaminando el medio ambiente, envenenados con emociones manipuladas insanas, doblegando o matando a quien piensa diferente. Hasta el punto de que en los juegos para niños constantemente se enseña a matar; gana, quien más mate. ¿Qué creemos que va a pasar? La prensa informa diariamente de masacres y homicidios llevados a cabo por jóvenes en el mundo. Cuando ya la muerte no nos sorprende, es un indicativo de menosprecio a la vida, y cuando esa lección es aprendida desde la niñez, es imposible erradicarla, porque ha creado raíces profundas. Algunos necios descreídos expresan con orgullo, que, ‘no nacieron para semilla’. 

Personajes que hoy han elegido, erigir la violencia como herramienta de progreso, están actuando ante su conciencia como salvadores, pero en realidad son verdugos de la humanidad. Ellos desaparecerán como todos, pero su donación será un estigma para la sociedad.  Dejar huellas cargadas de injurias y agravios, de infamia y odio, no es motivo de orgullo para nadie.  Ellos sentirán vergüenza, allá, del daño que hicieron, sin poder remediarlo.

Somos una especie con una perfección espiritual interior, opacada por la imperfección del pensamiento. Pensamientos que tenemos la libertad de direccionar, según dicte nuestra conciencia; expresados a través de nuestras decisiones e intenciones, en forma de sentimientos, hechos y palabras. La vida personal es entregada para que cada uno disponga de ella a su capricho, debiendo asumir siempre, las consecuencias. La vida ajena, solo es propiedad de su dueño. Todos haremos un balance ante un plano superior, ahí, en ese momento, entenderemos lo que verdaderamente significaba ‘experimentar’ la vida.  

¿Qué puesto en la historia quiero ocupar? ¿Cómo y por qué quiero ser recordado? La existencia es un camino que recorremos en un solo sentido, y sin posibilidad de parar o regresar, a nuestro antojo. Las leyes naturales preestablecidas, pero desafiadas, recuperarán su equilibrio, y el opositor retador, recibirá su cuenta de cobro.