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¿Clima de reforma?

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21 de feb. de 2023

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Por: Remberto Burgos de la Espriella.

Fui al diccionario y encontré en la RAE la definición de persuasión: "Inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo". Es generar confianza, convencer e influir en los demás. Es una fuerza poderosa si se enfoca adecuadamente. Susceptible de aprender, pero tiene unas características propias como son la facilidad de comunicar, las relaciones sociales y ese algo que falta que es la capacidad de empatizar. Expertos en persuasión señalan 6 características: coherencia, reciprocidad, prueba social, escasez, autoridad, y gusto. Más que la presentación del funcionario que busca consenso, orientación y apoyo, escuchamos a un provocador que en forma descarnada presentaba los argumentos o hipótesis que daban pie a los cambios que se proponían en la reforma de salud.

La financiación del sistema para que la salud sobreviva y no quiebre los otros elementos sociales es toda una proeza. ADRES se hará cargo del recurso fiscal en todo el país y exige para esto una renovación titánica para su adecuado funcionamiento. Cuál es el proceso para capacitar a estos trabajadores y después del paso nacional, como se implementaría a nivel regional. Anticipo el primer boquete de corrupción y entrada de la politiquería en este paso estatal: no podemos repicar el mal manejo de los recursos públicos causa del sangrado del actual sistema. No tengo claro el mecanismo del giro a las EPS y especialmente que el conflicto de interés no se salte la fila. Mire este hecho: la ministra de Salud dice que se le adeudan 50 billones y el Superintendente la corrigió diciendo que eran 16 billones. ¿Quién tiene razón?

Los determinantes sociales fueron las razones que dio pie a la Ley Estatuaria (1751 del 2015), tenemos el compromiso de reglamentar y ejecutar sus consideraciones. Prevención y promoción, base de la salud primaria, es el inicio y mayúsculo olvido de las actuales EPS. Respeto y búsqueda de la calidad de atención de los pacientes es el mandato. Información actualizada y moderna política farmacéutica ayudan nuestra gestión, fortalecen la red de hospitales públicos y privados y mantienen vivo los conceptos de autorregulación etiqueta del buen ejercicio profesional que exigen los nuevos ajustes.

Construir, destruyendo no conduce a nada. No queremos esa consigna y mucho menos que la ideología o credo sea la que lleve a una catástrofe, lo edificado. Los cambios y ajustes son necesarios sin que esto implica enterrar el sistema. Los años de experiencia y conocimiento previo ha sido un esfuerzo colectivo muy grande y hemos aprendido pequeñas y grandes lecciones. Son universos los que afirman los resultados y bondades del sistema de salud colombiana. La esperanza de vida y los indicadores han mejorado y debemos seguir empujándolos.

Hay que insistir en la prevención y la promoción, son la base de un sistema de salud. Acercarnos a los colombianos distantes y meterlos en la dinámica del sistema. No es necesario acabar lo que tenemos.