Por: Gustavo Martínez Benítez.

El 20 de enero es la fecha en que se celebran las fiestas más alegres de nuestro país. Sí, señores, las fiestas de Sincelejo son conocidas de esa forma en otras latitudes, con las que se atrae una gran cantidad de turistas, cuyo sentimiento es la de exteriorizar nuestra cultura y la tradición sabanera.

Sin embargo, para infortunio de la verdadera cultura y de las fiestas del 20 de enero, muchas cosas han venido desvaneciéndose con el tiempo, en tanto, el resultado de su celebración es basura en las calles y robo a mano armada por parte de delincuentes que aún no han podido ser controlados por las autoridades policiales.

Y, como si lo anterior fuera poco, ahora resulta que las fiestas del 20 de enero ya no son para mostrar la cultura de la capital sucreña y la tradición sabanera, sino que se utilizan para hacer propaganda política y/o electoral.

Las carrozas y fandangueras, que en sentir de muchos quedaron “malas” por esa situación, básicamente le exteriorizaron a los sincelejanos cuáles son los candidatos a las próximas elecciones regionales, desnaturalizando las fiestas buenas que esperaban las familias, y especialmente los niños, lo cual, se insiste, fue reemplazado por una actividad de propaganda netamente política. Definitivamente, la fiesta buena fue desacredita y ya no existe.

Ciudadanos sincelejanos, esto no es la fiesta del 20 de enero, esta es la divulgación política de los mismos con las mismas, que incluso están violando la ley, porque aún no se puede hacer propaganda electoral.

La transgresión al ordenamiento jurídico por estos personajes es tan cierta y desconocidas por ellos que este columnista se ve en la penosa obligación de transcribir lo que señala el artículo 24 de la Ley 130 de 1994, al decir: “Entiéndese por propaganda electoral la que realicen los partidos, los movimientos políticos y los candidatos a cargos de elección popular y las personas que los apoyen, con fin de obtener apoyo electoral. Esta clase de propaganda electoral únicamente podrá realizarse durante los tres (3) meses anteriores a la fecha de las elecciones”.

Obsérvese que, esa clase de actividades solo puede desplegarse, según la ley, tres (3) meses antes de las elecciones, pero los susodichos lo que hicieron fue manchar las fiestas del 20 de enero con propaganda electoral, actitud irrespetuosa con la cultura sincelejana. Esos, desconocedores del ordenamiento jurídico, son los mismos que después les anulan las elecciones.

En conclusión, tristemente parece que las fiestas de antes no retornaran a las calles, pues esto fue un solo espectáculo de política barata en donde ya no hay sabor del 20 de enero.