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Montería. En la pasada feria Un Río de Libros, el ex defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assís, presentó su libro de balance final de acciones durante cuatro años en la entidad llamado: Defensor del Pueblo al Ritmo del País.
En el libro se cuentan todas las actividades y acciones desarrrolladas por el funcionario en su quehacer diario, que lo llevaron a todos los rincones de Colombia y que le permitieron darle una mano a la gente que lo necesitaba.
Fue un viaje lleno de risas, alegr{ias, llantos, emociones, tristezas, pero sobre todo de mucho contacto con quienes necesutaban de la Defensoría del Pueblo. Hoy les traemos las palabras de presentación de Carlos Camargo Assís en este importante documento.
No fue fácil, pero lo logramos. Hicimos presencia oportuna y permanente en todo el país: desde Punta Gallinas hasta San Antonio, en Amazonas, la Defensoría veló por los derechos humanos de las comunidades y la población más vulnerable.
Nos la jugamos toda en pro de los pueblos étni-cos, impulsando su participación en los proyectos productivos de sus territorios y protegiendo e impulsando sus liderazgos sociales. Para potenciar nuestro impacto afianzamos nuestra participación en escenarios multilaterales, convirtiéndonos en
una Defensoría referente de acción a favor de los derechos humanos en la región.
Sorteamos múltiples obstáculos como los más de dos años en los que tuvimos que actuar en medio de la pandemia.
Por el contrario, en vez de detenernos, desplegamos una red de enlaces por todo el territorio nacional que se aseguraban de que cada colombiano tuviese su vacuna. Gracias a nuestras visitas constantes en las regiones identificamos la necesidad de fortalecer nuestra infraestructura.
No sólo reforzamos nuestras sedes, sino que abrimos más y con refuerzos en la atención. Un ejemplo de ello han sido las Casas de los Derechos que tienen sede en diferentes regiones, donde se han convertido en un punto de encuentro comunitario y de renovación del tejido social.
Nuestra gestión se opuso rotundamente a la violencia de género y cualquier tipo de discriminación, promoviendo espacios seguros y acompañando a la población en la exigencia de sus derechos.
Nos movimos por todo el país, incluso dentro de las cárceles, donde los equipos de la Defensoría del Pueblo promovieron el acceso a educación superior, asesoría jurídica y fomento cultural.
No solo nos preocupamos por los derechos de nuestros connacionales: para la Defensoría del Pueblo, los derechos de los ciudadanos inmigrantes fueron prioridad durante estos cuatro años. Llevamos la promoción de los derechos humanos hasta el rincón más apartado de Colombia y a los escenarios internacionales de la protección de los derechos humanos.
No escatimamos esfuerzos. Nada de esto sería posible sin trabajar por la paz activamente. Aunque a nuestra llegada encontramos un difícil panorama de conflicto armado, nos hemos enfocado en promocionar el cumplimiento del derecho internacional humanitario para mitigar los efectos de esa violencia.
Nos vamos con tranquilidad de haber dejado una Defensoría más fuerte, y que cumplió con su labor con las comunidades y desde las regiones. Nos movimos al ritmo de las necesidades del país.