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Carencia de modelo territorial de Estado… y por lo tanto de norte

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2 de mar. de 2023

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Por Óscar Pérez Palomino

Tal como lo señala el emérito profesor Augusto Hernández Becerra, "carecemos de un modelo territorial de Estado propiamente dicho. La Constitución es, en este aspecto, eminentemente posibilista y especulativa. Carece de definición, de plano y de brújula y exhibe una gran indeterminación en cuanto a la organización territorial de Estado se refiere (…) y no parece que estemos hoy más cerca de romper esta constante de la vida institucional del país", pues el sensible tema ha estado ausente en la agenda y en los planes de desarrollo de los últimos ocho gobiernos, desde Gaviria y Pastrana, pasando por los dos períodos presidenciales de Uribe y Santos, hasta Duque y ahora Petro.

"Aparte de una definición de principios muy general y un tanto contradictoria (Colombia es un Estado unitario, descentralizado, con autonomía de sus entidades territoriales, entre los cuales el municipio es la entidad fundamental), la C.P. del 91 no es nada precisa en cuanto a la arquitectura territorial del Estado colombiano. (…) no decide nada, se limita a proponer una serie de posibilidades, sobre las cuales las leyes en el futuro deberán ir abriendo el camino hacia un modelo de Estado que ni siquiera se insinúa en la Carta.

Definir el modelo territorial de Estado es, por jerarquía de la materia, asunto constitucional, no de simples leyes. Al haberlo dispuesto la Constituyente de otra manera, estuvo por debajo de su responsabilidad histórica. Colombia necesita contar con un proyecto definido o definible de organización territorial trazado desde la Constitución y dotado de una agenda legislativa precisa para el desenvolvimiento del proceso", afirma el exmagistrado Hernández Becerra.

No contar con un modelo de organización territorial es dejar a la deriva un asunto medular de una nación, dado que, en nuestro caso ha sido, de una parte, la causa de la violencia endémica que nos ha sacudido durante toda nuestra existencia republicana; y de otra, el origen del inequitativo reparto del poder, pues "ha concentrado el pivote de su dominio económico, político y cultural en el centro de su territorio, que le ha permitido absorber la riqueza y la mano de obra de todo el país, ofreciendo muy poco a cambio a la extrema periferia", tal como lo afirma Domínguez Ossa.

De manera que al no contar nuestra Constitución con un norte definido en cuanto a la organización territorial del Estado, deja el asunto en manos de la administración de turno, en el que cada cuatro años el nuevo mandatario formula su propio Plan Nacional de Desarrollo sin tener en cuenta el marco orientador que ofrecería el modelo territorial de Estado.