13 de mayo de 2025
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Calladito mejor

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2 de mar. de 2023

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Por Fernando Negrete Montes

Hay una gran diferencia entre el hombre práctico y el hablador, por no decir charlatán. El primero es digno de admiración porque a lo largo de la vida ha cultivado un conocimiento basado en su quehacer diario y cuando habla, su experiencia la recoge en un discurso moderado, pausado, lleno de vivencias y con cierto nivel de profundidad. En cambio, cuando estamos frente a los que usan el "verbo" como su forma de vida, lo más probable es que al dar paso a lo práctico, como dijo un amigo, queden "gaspaleando".

En nuestra cultura meridional, la interiorana de agua dulce y llena de expresiones surgidas de las relaciones sociales y de las actividades laborales, que no siempre son las asalariadas, se formó un pensamiento que asemeja a leyes porque se aplica al mayor número de situaciones y las personas las aceptan y asumen como norma de conducta y con aplicación práctica pero igual, pululan quienes abusan y terminan envileciendo el "discurso".

Desde luego, la sociedad tiene un parámetro para medir el legado de unos y otros, catalogando en términos cualitativos de "vara alta" a los auténticos "empresarios del saber" y "vara baja", a los habladores. De una forma más discreta y metódica, el conocimiento ancestral al referirse a actuaciones erráticas de los menores los reglaba y educaba sentenciando: "calladito se ve mejor", punto que hoy está fuera de contexto porque los "pelados" hablan, pero otro tipo de "lengua".

Ante el desorden social que tenemos, motivado por la "filosofía" y la política de rechazar el mundo construido durante tres mil años y que evolucionó conforme a las leyes de la dialéctica: cambios cuantitativos en cualitativos, negación de la negación y lucha de contrarios, hasta llegar a un estado en que lo que debe primar es la buena administración, se pretende dar reversa y de un "pupitrazo", montar sobre las ruinas de lo presente un "nuevo mundo imaginario".

Situación que no pinta bien porque ante las primeras de cambio, los resultados son bastante desalentadores y en vez de intentar recobrar el equilibrio, se pretende seguir adelante y por el camino equivocado, con el riesgo de terminar de bruces arrastrando tras sí, a 50 millones de colombianos, contrario a lo que decía Lenin de que "hombre inteligente no es aquel que no comete errores, sino que, habiéndolos cometido, los corrige a tiempo". ¡Calladito hace más y se ve mejor!