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El reconocido pintor Fernando Botero, fijó en una de sus magnificas obras, el impacto que generó la primera masacre de campesinos en el corregimiento de Mejor Esquina, en la que murieron 32 personas, en el municipio de Buenavista, en Córdoba, en el año 87.
Esta obra fue la representación de la violencia paramilitar colombiana que nació con la incursión de un grupo de hombres armados al corregimiento de Mejor Esquina, Córdoba. Ese día cayeron asesinadas cerca de treinta personas cuando personas que portaban prendas privativas de las Fuerzas Armadas, comandadas por los hermanos Castaño, entraron disparando despiadadamente a una pequeña tienda donde departía un grupo de jornaleros.
Botero particularmente plasmó en cada una de sus pinturas un pedazo de la historia nacional, en este caso, la realidad de un pueblo que vivió entre la violencia y el folclor de las fiestas. Entre los detalles que más impactan, está la expresión en los rostros de cada uno de los personajes que en ella aparecen, no sólo el pánico por las balas, sino la angustia en los rostros de quienes saben que van a morir, y también la sevicia de aquellos que disparan sin temor alguno.
Los paramilitares llegaron tal como se observa en la pintura, en medio de la noche de un sábado en que las fiestas y el sonido de la música se interrumpieron por el crujir de la pólvora.