La muerte del Papa Emérito Benedicto XVI significa luto para todo el mundo católico. Aunque él se había retirado de manera voluntaria de su cargo y dejó todo en manos del Papa Francisco, era para este último una especie de guía espiritual en momentos aciagos y una piedra angular para toda la Iglesia Católica.

Muchos criticaron su ascendencia alemana por sus supuestos vínculos con el nazismo, pero nada de ello dejó de ser especulación y su apostolado es reconocido realmente como uno de los líderes más importantes de la iglesia y de la humanidad.

Representaba una visión conservadora de la Iglesia, menos sensible a los conflictos y problemas de los más pobres del mundo. En su testamento espiritual, escrito en 2006 y divulgado el pasado sábado, Benedicto XVI pidió "perdón de corazón" a todos a aquellos a quienes pudo haber ofendido en su vida. También agradeció a sus padres que le dieron la vida "en un tiempo difícil", en la Alemania de 1927, que se encaminaba hacia el nazismo.

Joseph Ratzinger, quien fue el primer pontífice en renunciar en la historia moderna, fue un brillante teólogo y ferviente guardián del dogma, que dejó su cargo en 2013 aduciendo el declive de sus fuerzas, dando paso también a una iglesia más moderna, bajo el mandato de Francisco, que quiere hacer muchas más reformas. Esta será la primera vez en la historia que un Papa reinante celebrará las exequias de un Papa Emérito y de seguro será el inicio de una nueva era Católica.