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Armas y salud mental

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17 de may. de 2023

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Por Rafael Negrete Quintero

Luego de los sucesos macabros del fin de semana en Bogotá, en el que un hombre mató a su expareja en Unicentro, recordé una conversación que alguna vez tuve con un amigo, dueño de una funeraria, en la ciudad de Medellín. El diálogo comenzó y terminó con una sola pregunta ¿Sabes cuál es el día en que más trabajamos en el año? El día de las madres. Con el tiempo vine a descubrir que ese día tan sensible para muchos es un detonante de emociones, no siempre positivas, en una gran parte de la población.

El aterrador episodio del domingo desnuda todas nuestras falencias en el país. Las autoridades evadiendo responsabilidades; ¿Las medidas de protección de la víctima? precarias; ¿Los antecedentes del homicida?, conocidos; ¿Los mecanismos de seguridad del centro comercial? insuficientes. Todo el mundo desligándose del perpetrador del hecho y un arma que, parece, provino de la ilegalidad.
De toda esta trágica cadena solo me alegra, hasta ahora, que nadie haya salido a decir que la respuesta a episodios como estos sea armar a la ciudadanía. Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego, dijo Gandhi, y no le faltaba razón. Si ya tenemos problemas controlando el mercado ilegal de armas en el país imagínense si cada mayor de edad pudiera hacer una fila para acceder a un arsenal.

En Serbia, un país donde las armas son tan abundantes como en Estados Unidos, dos tiroteos masivos en los últimos días llevaron al presidente del país a proponer cambios drásticos en las leyes que las permiten. Un vecino de la zona de uno de los recientes tiroteos señaló que cuando escuchó los disparos, inicialmente, pensó que estaban celebrando un cumpleaños. Una locura.
Como la locura que tienen muchos de aquellos que perpetran estos actos de barbarie. Y digo locura sabiendo que es un error, para llamar la atención, porque es claro para los especialistas que lo correcto es llamarlos trastornos mentales. Una observación que hacen recalcando, además, que la salud mental de los colombianos está en crisis, sobre todo después de pandemia.

En Colombia se presenta un intento de suicidio cada 20 minutos y se cuenta con 2.5 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, muy por debajo de la tasa de 10 por cada 100.000 que recomienda la OMS. Una barrera que no es la única y que se suma a tener que asistir a una cita de medicina general para ser remitido a un especialista, así como a la breve duración de las consultas que son obstáculos para acceder a diagnósticos y tratamientos oportunos. De eso se debe hablar en la reforma a la salud.
Ojalá esta calamidad sea una oportunidad para hablar más sobre estos temas, muchas vidas se podrían mejorar, pero, sobre todo, salvar. Al final, es lo que importa.