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Bogotá. Un reciente informe elaborado por la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi, en colaboración con la firma Raddar, presenta un detallado análisis del consumo de alimentos en los hogares colombianos durante el año 2024.
El estudio revela que, al igual que en años previos, las categorías de cárnicos y sus derivados, así como la leche y sus derivados, lideraron el gasto de los hogares en el rubro de alimentos.
De acuerdo con el informe, el gasto total en cárnicos y sus derivados alcanzó los $43,52 billones, lo que representa un incremento del 6,90%, mientras que la leche y sus derivados alcanzaron un gasto de $22,04 billones (3,69%).
Juntas, estas categorías superaron los $78 billones, consolidándose como las más relevantes en el consumo alimentario.
Proporción del gasto familiar
El análisis también destaca que las familias colombianas destinaron un 38,30% de sus ingresos mensuales a la compra de alimentos, con un gasto promedio de $890 mil 342 por hogar.
Las ciudades con mayor proporción de ingresos destinados a alimentos incluyen Neiva (49,14%), Barranquilla (44,04%), y Villavicencio (43,55%).
Inflación y poder adquisitivo
El informe indica que, a lo largo de 2024, la variación anual promedio en la canasta de alimentos se situó en 2,62%, un crecimiento significativamente más bajo que el 14,67% registrado en 2023.
Este descenso en la inflación ha permitido a los hogares recuperar parte de su poder adquisitivo, aunque los precios de ciertos productos alimentarios continúan enfrentando desafíos significativos debido a factores como el fenómeno de El Niño, paros camioneros, y la escasez internacional de materias primas, además de un aumento del impuesto saludable del 15%.
Cambios en los hábitos de compra
El estudio también identifica una notable transformación en los lugares de compra de alimentos.
Las tiendas de barrio, que alguna vez fueron predominantes, han visto decrecer su participación al 49,3%, mientras que los supermercados y los formatos de Hard Discount experimentaron crecimientos, con un 23,7% y 13,5% de participación, respectivamente.
Esto coincide con una reducción en la frecuencia de visitas a los puntos de venta, incrementándose las compras quincenales al 27,7% y las compras de 2 a 3 veces por semana al 16,4%.
Motivos de compra
Un aspecto destacado por el informe son los motivos que impulsan la compra de alimentos entre diferentes niveles socioeconómicos. Para los hogares de ingresos bajos y medios, la necesidad sigue siendo el principal driver en la adquisición de alimentos.
En contraste, en los hogares de ingresos altos, se ha observado un notable cambio, donde la calidad se ha convertido en el factor predominante, aumentando su participación en cerca de 8 puntos porcentuales.
Este cambio refleja un crecimiento en los supermercados como canales de compra, así como la aparición de un grupo de consumidores más informados que priorizan productos con mayores beneficios, más allá de simplemente satisfacer sus necesidades básicas.
Adicionalmente, la costumbre también se ha destacado como un motivo clave de compra, especialmente en los hogares de ingresos bajos y medios, lo que contribuye a una demanda más constante y a una recuperación del gasto en el sector.
Perspectivas para el Futuro
“Conocer el comportamiento del gasto de los hogares es clave para diseñar estrategias que respondan a los requerimientos cambiantes de los consumidores. En 2025, aunque se espera una inflación controlada en alimentos, se debe estar atento a los desafíos como el aumento del impuesto saludable, la incertidumbre nacional, los cambios geopolíticos y la incidencia del clima que exigirán a la industria adaptarse rápidamente”, señaló Camilo Montes, director ejecutivo de la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi.
Estas estrategias incluirán ajustar portafolios, optimizar cadenas de suministro y fortalecer la relación con los consumidores, garantizando competitividad en un entorno cambiante.
Conclusión
El informe de la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi y Raddar subraya un panorama de consumo en evolución para los hogares colombianos, marcado por cambios en el gasto, hábitos de compra y un contexto inflacionario menos severo.
Ante la creciente importancia de ciertos canales de distribución y la diferenciación en las motivaciones de compra, los productores y minoristas deben adaptarse a estos nuevos comportamientos para satisfacer las demandas cambiantes de los consumidores en el país.