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Al oído del alcalde

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17 de may. de 2023

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Por: Aníbal Paternina Padilla

En más de una ocasión nos hemos referido a la edificación en obra negra ubicada a una cuadra del Parque Santander bajando la calle principal del barrio Ford y cuyos trabajos se encuentran paralizados desde hace cerca de 30 años.

Los vecinos del céntrico sector de la ciudad siguen preocupados por el peligro que acusa la gigante estructura de hierro y cemento en pleno corazón de la capital sucreña. Recordamos que en agosto de 2005, EL MERIDIANO de Sucre dio a conocer que la Unidad de Cobro Coactivo de la Tesorería Municipal decidió secuestrar o poner bajo custodia la construcción de diez pisos por deuda de 68 millones de pesos por concepto de impuesto predial desde hace doce  años.

En esa oportunidad el tesorero Fabio Araque dijo que si no había acuerdo de pago con los propietarios tras un tiempo prudencial se procederá al remate de la obra en construcción.

En su edición del lunes 22 de julio de 2013 EL MERIDIANO  se ocupó una vez más del estado deplorable en que se encuentra la estructura proyectada para un hotel cinco estrellas con el nombre de Takasaluma. La información de aquella fecha registra que la Secretaría del Interior busca la forma de declarar en  estado ruinoso para demolerlo.  Al parecer todo quedó en intenciones fallidas por parte de las autoridades municipales por cuanto la mole de concreto sigue en pie ante la vista de las autoridades, los sincelejanos y visitantes  contrariando el progreso urbanístico de la ciudad.

Sobre esta construcción desde hace más de un cuarto de siglo en el centro de Sincelejo, continuaban tejiendose  comentarios. Algunos aseguran que los propietarios, firma de ingenieros Uribe Uricoechea Ltda. iniciaron la construcción para destinarla a un hotel con el aval de la Corporación Nacional de Turismo. Otros afirman que cuando la obra estaba adelantada en un 75% la Corporación de Turismo se había negado a intervenir en lo que faltaba y coadyuvar por tanto a resolver la deficiencia hotelera de la ciudad, y aparentemente por carencia de recursos, lo que había obligado a la firma propietaria a suspender la obra. Cualquiera que sea la razón, hay preocupación por el peligro que entraña la construcción debido al largo tiempo en el que ha estado sometida al amparo del sol, la lluvia y el correspondiente abandono total. Por lo anterior urge un pronunciamiento de las autoridades locales