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Adolfo Pacheco… pa' siempre

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6 de feb. de 2023

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En mi retina, cual red mínima apresadora de imágenes, evoco a la del maestro y juglar del género musical vallenato Adolfo Rafael Pacheco Anillo. Lo conocí hace pocos años en una fiesta y gallera del profesor Jairo Durante en Ciénaga de Oro. Adolfo Pacheco ratificaba ser un "Caballero noble", como el título de su canción. En sus canciones narraba el pulso de una tradición ancestral. Modesto pero ávido de realidades al enlazar las letras y la música con abundancia espiritual de ese individuo sencillo del Caribe colombiano. Indagaba por las nuevas certezas de esplendor para incluirlas en la metáfora de lo que él llamó "La hamaca grande". Primero la grabó Ramón Vargas y después los Hermanos Zuleta. Sí. Desplegó las alas de sus versos y de su alma desde las alturas de los Montes de María, donde 'Joche' se cogió "el mochuelo" pa' brindarnos alegría.

De estirpe sabanera y sanjacintera, Adolfo Pacheco tenía una visión espléndida de ritmos. El son en "Mercedes", interpretada por Ismael Rudas y Daniel Celedón Orsini a dúo con la voz femenina de Kissy Calderón. En merengue con "El viejo Miguel" por los Hermanos Zuleta o "El cordobés", interpretado por Juan Piña y Jesualdo Bolaños. En aire de paseo: "Serenata", grabado por Otto Serge y Rafael Ricardo, pareja musical del género vallenato que más le grabó sus temas; "Oye", con Ivo Díaz y 'Colacho' Mendoza; "Me rindo", con Los Betos; "El pintor", con Diomedes Díaz y 'Juancho' Rois, el único tema que le grabó 'El cacique'. En la cumbia: "No es negra, es morena", interpretada por los Hermanos Zuleta. En aire de porro: "La Grapa", cantada por Aglaé Caraballo.

El abogado Víctor Raúl Iriarte Silva, gran conocedor del género de la música de acordeón, dice que una de las primeras composiciones que le grabaron al maestro Adolfo Pacheco Anillo, fue "Don Ramón" en la orquesta de Nelson Díaz y la voz de Jorge Oñate del álbum "Conmigo es el baile". Vale la pena mencionar temas como "El bautizo", "El mensaje", "El solterón", "Julia", "Mi canto de cisne", "Mi niñez", "Pasión oculta", entre otros. Adolfo Pacheco llevaba consigo una nostalgia fugaz. Eludió pasiones, abandonos.

Se sostuvo leal a sus más altas finalidades: impulsos inexorables de la vida. Cada inspiración de Pacheco Anillo lleva esa narrativa de capacidad creadora, artística. Armónica. Toda una identidad rural en equilibrio. Una preocupación constante por trascender fronteras con presencia del acordeón y voz de sabanas, susurrándole al oído símbolos de libertad y esplendores de símbolos en el amor. En ese entorno halló la fecundidad arrolladora de tiempos pasados. No dejó de evocar sus versos y melodías porque "también tiene leyenda cual la de Francisco el Hombre". Era un poeta de verdad. Su actitud reflexiva ligaba con el folclor, armonizando las expresiones cultas y populares. Pero aunque él invocara al Creador sus alegorías, como "parece que Dios con el dedo oculto de su misterio / señalando viene todo camino de la partida" y atado al frío de la Dama ineluctable, quedan gratos recuerdos de un Adolfo Pacheco… pa' siempre.