Por: Édgar Arrieta González.

 En la región del caribe colombiano fue considerado como uno de los más grandes expositores de nuestro folclor cantado. La acogida de sus interpretaciones y composiciones musicales son muestras del proceso creativo de una generación que muy a pesar de la descomposición tradicional de nuestro folclor interpretado en acordeón, las suyas están estrechamente ligados al cultivo del repertorio musical de la Costa Norte Colombiana.  Indudablemente, sus interpretaciones y divulgación de su repertorio lo llevaron a convertirse en una figura sobresaliente de este género musical.

Las interpretaciones de Adolfo Pacheco Anillo constituyen un repertorio por excelencia de la música popular caribeña. El mensaje de sus obras musicales son representativas de nuestro folclor sabanero, pues, gracias al apoyo de grandes acordeoneros  y acogiendose en la tradición popular, las engrandeció con un nuevo lenguaje musical. De sus obras podemos destacar entre otras las siguientes: La Hamaca Grande, Mercedes, El Viejo Miguel y tantas más reconocidas por sus mensajes y su cadencia melódica.

La influencia de Adolfo Pacheco en la música popular costeña interpretada en acordeón se destaca por ser un caso particular, pues, la amplia difusión que ha alcanzado en los diferentes ámbitos del mercado nacional acompañado de selectos grupos lo llevo a la conformación de un perfil musical regional muy particular engrandeciendo folclóricamente la región caribeña y la de nuestro país, es una realidad.

Su estilo musical se caracterizó por ser muy propio y maduro, en donde su personalidad se conjugó con una visión netamente costeña. A lo largo de todas sus etapas creativas de formación, Adolfo Pacheco hace referencias constantes a la tradición costeña, evidente no solo en el título de sus composiciones, sino en el contenido de las mismas. En general, su obra se desenvuelve en un marco visiblemente regional que él mismo reconoció como un factor atmosférico ineludible. Las Sabanas fueron la base y materia prima de su inspiración.

Su vida artística lo llevó a cruzar las fronteras colombianas para dejar el mensaje de nuestra querida música en acordeón, ya que esta comenzó a difundirse encerrando la tradición folclórica sabanera, pues, más que un concepto geográfico, expresan la vida misma y la realidad de un pueblo romántico, alegre y rebelde que se hizo con el trabajo, y él les canto destacando el amor, la naturaleza, llenándolos de gloria en sus arreglos musicales. Adolfo, fuiste el epicentro de nuestro folclor caribeño ejecutado en acordeón.   Dios te tenga en su Santo Reino.