El denominado mototaxismo apareció como tal en los centros urbanos del Caribe colombiano en la primera década del 2000, sin embargo, esta forma de transporte era conocida en las zonas rurales de varios municipios de esta región.

En Sincelejo apareció como una alternativa de transporte rápido, que llegaba a sectores que no cubría el sistema de transporte urbano de la época, integrado por tres cooperativas con busetas o microbuses de 20 pasajeros.

Esas primeras carreras de mototaxis se pagaban a 1.000 pesos, similar al costo de un pasaje de busetas de entonces. La oferta se fue incrementando y el servicio de busetas fue disminuyendo.

Llegó el momento en que en Sincelejo circulaban unas 20 busetas, pero se hablaba de unos 25 mil mototaxis. Fue cuando, en 2016, se inició la implementación del Sistema Estratégico de Transporte Público de Sincelejo, que trajo consigo a Sibus, primer operador de transporte urbano, que luego fue llamado popularmente “sin bus” porque sucumbió ante la falta de pasajeros, dio la empresa.

En 2022 Sincelejo sigue sin transporte urbano formal y la mototaxi es la alternativa. La Secretaría de Movilidad estima que circulan unas 70 mil motocicletas en la cuidad, buena parte de ellas dedicadas a este oficio.

Ahora, con el precio del dólar a la alza y en la época de las plataformas de transporte, la mototaxi sigue vigente, pese a que las carreras aumentaron a entre 3 mil y 5 mil pesos. Algunos cobran una mínima de 2 mil, según la petición del cliente.

El Meridiano se montó en la mototaxi y preguntó detalles del oficio. También el por qué del incremento en los costos de las carreras.

Jorge Eliécer Vitola Fernández es mototaxi desde hace 12 años, afirma que estos dos últimos han sido extremadamente complicados. Primero por la pandemia y el segundo por la inflación, que genera aumento en los precios de la canasta familiar.

Jorge diariamente lleva a su hogar entre 30 y 50 mil pesos, dependiendo el día, asegura. El producido lo utiliza para la comida y uno que otro gasto que tenga.

Desafortunadamente esto no le alcanza para subsanar todos los gastos que tiene mensualmente. Hay días que son críticos y toca buscar otras opciones como prestar dinero a los gota a gota. “Solamente el recibo de luz se está llevando el 30% de lo que yo gano, el costo de vida ha aumentado en Sincelejo más del 60%”, comenta Jorge mientras mira por el retrovisor un tractocamión que se aproxima.

Cada caso es diferente

Comenta que cada cliente requiere un tratamiento diferente, pero en general el costo de la carrera ha aumentado debido al precio de la gasolina, los repuestos, la canasta familiar y todo lo que implica el oficio y la familia.

Jairo de Jesús Rivera, colega de Jorge, lleva en este negocio un poco más de 10 años, normalmente cuando los días son buenos, dice, le quedan escasos 30 mil pesos, pero cuando el día está malo llegar a los 20 mil es difícil.

El recibo de la luz y la canasta familiar hacen que muchas veces Jairo recurra a los préstamos, porque el trabajo del mototaxismo no le alcanza.

“La verdad, lo que me gano no me alcanza para nada, a veces prestando resuelvo, pero no me alcanza tampoco”, comenta. Él también decidió subir el costo de sus carreras. Igual que Jorge, dependiendo del tramo que recorra.

Toda una vida

Yahir Enrique Vergara tiene 22 años mototaxiando y aunque la experiencia recorriendo las calles de la capital sucreña en moto es bastante larga, afirma que con el pasar del tiempo ya no le está alcanzando prácticamente para nada.

Comenta que muchas veces quisiera abandonar el oficio, pero debido a su edad prefiere continuar y ayudar en todo lo que pueda a su familia. Vergara también ha subido los precios de su servicio paulatinamente.

Días buenos y malos

En medio de todo también nos encontramos con Cristo Cortés, quien afirma que la ganancia es relativa, que hay días buenos y otros malos, sin embargo, reitera que a veces no le alcanza para gastos personales y en el hogar.

Él solo se rebusca con el mototaxismo y así ha podido poco a poco conseguir lo que tiene. Finalmente hablamos con Antony Díaz, que, a diferencia de Cristo, se rebusca en otros trabajos del campo. Antony trabaja en temporadas.Dice que la calidad de vida y el costo de la gasolina los ha obligado a subir los precios de las carreras.

Antony lleva a su hogar entre 50 mil y 60 mil pesos, sin meter lo que gana en su trabajo extra.