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Ya son 30 años los que el médico cordobés, Roque Miguel Hernández Narváez, le ha dedicado a la atención médica. Es un hombre comprometido, responsable y con un amor profundo a su profesión, y como él lo indica: "Siempre de la mano de Dios y de nuestra señora la Virgen de Guadalupe".
Nació en el corregimiento Santiago pobre, en Ciénaga de Oro; hijo de Rafael Hernández Díaz y Regina Antonia Narvaez Ballesteros (q.e.p.d). Para su padre, siendo una persona de escasos recursos y viviendo en el campo, tener un hijo médico era su mayor anhelo, pero desafortunadamente no pudo disfrutar de su hijo profesional, pues la edad y una enfermedad lo impidieron.
Roque o 'Roquillo' como todavía se le llama en su familia y en su región, es el quinto entre sus hermanos, egresado del colegio Marceliano Polo de Cereté.
Emigró muy joven a México con el sueño de convertirse en médico, país del que solo sabía en ese entonces lo que le habían enseñado sus profesores en el colegio y lo que le contaba una amiga en sus cartas porque ella estaba estudiando allá.
Entre otras cosas le contaba que se podía estudiar con poco dinero, esto bastó para que este joven hijo de padres campesinos tomara la decisión de salir de su región y emprender un sueño, tal vez parecía imposible porque no contaba con recursos suficientes; era muy duro hacer realidad este sueño, pero con el apoyo de sus padres y de su hermano Rafael quien en el momento trabajaba con una empresa privada inicia este anhelo, luego Alberto y Carmen se unen para darle un poco de lo necesario, pues también tenían sus compromisos familiares, tenían hijos pequeños, de tal manera que no le dieron todo y en muchos momentos le tocó vivir situaciones difíciles pero, como cualquier ser humano, tenía sus metas claras y continuó construyendo lo que quería.
Cuando le toca el servicio social como se le llama en Colombia, le dicen que hay dos nombres para escoger, digamos que dos municipios, uno de ellos Alfajayucan, y llega en diciembre a conocer dicho municipio porque debía presentarse e iniciar un mes de enero.
Llega con unos pocos pesos, sólo lo necesario para regresar a Pachuca nuevamente, pero es aquí donde encuentra dos de sus mejores amigos, y los encontró el primer día que llega a Alfajayucan y seguidamente se encuentra con un padre adoptivo, don Viliulfo Trejo Tavera (q.e.p.d). Era el dueño de una farmacia, y al ver su trabajo y su dedicación decide ofrecerle un consultorio y vivienda gratis al lado de su farmacia haciendo un convenio de mutuo acuerdo; lo tuvo muchos años y de ese lugar pasó a su propia clínica donde sigue atendiendo las 24 horas, lo cual le permite solucionar muchos problemas de salud a los habitantes de Alfajayucan, de sus alrededores y hasta de Ciudad de México. ¡Para muchos es un médico referente en esa región!
Llama a los pacientes por su nombre, es muy dedicado y no se despega de ellos hasta no ver que hayan mejorado en su gran totalidad. Se encomienda a Dios cada día para enfrentar todas las situaciones médicas. Atiende con o sin remuneración, le agrada servir y las personas le corresponden de acuerdo a sus capacidades económicas. No le gusta salir mucho, a Colombia viene poco, su hermano Rafael Hernández Narváez lo ha visitado dos veces .
Actualmente sigue trabajando igual, las 24 horas ahora en su clínica donde resuelve los problemas de primer nivel, duerme o descansa a su ritmo. Lo acompañan dos médicos, un odontólogo, un equipo de enfermeras y otro equipo de especialistas para realizar cirugías.
Entre sus gustos está escuchar música vallenata, sobre todo de Diomedes Díaz, de 'Poncho' y Emiliano Zuleta, pero también escucha porros de la banda 19 de Marzo de Laguneta, y de vez en cuando se toma una cerveza o un tequila. En cuanto a la cocina, ama los patacones y el suero costeño.
En Montería lo esperan sus amigos doctores: Rafael Oviedo, Alexander Almanza, José López Petro, Francisco Padilla, algunos de estos profesionales estudiaron con él en Pachuca y otros han ido también a México y han tenido una experiencia de trabajo mientras han hecho alguna especialización. Aún conserva la amistad de sus amigos iniciales, Alejandro Fuentes Fuentes y Jesús Fuentes de la Peña.
Económicamente ayuda a sus hermanos cuando lo necesitan. Es solidario, ayuda a las hermanas del pueblo y en su clínica tiene espacios para compartir con amigos de vez en cuando. También acude a invitaciones especiales aunque su trabajo no le permite que se demore mucho. Le prometió a su hermano Rafael y a su sobrino José David Hernández Sandoval venir pronto a Colombia. Esperan que cumpla es eregreso.